lunes, 12 de mayo de 2008

LEYENDA SHYRI












EL TAMBOR



Oswaldo Rivera
Leyendas y tradiciones Quiteñas



Quito, la nueva capital incaica gobernada por Huayna Cápac, prosperó con obras viales, agrícolas, construcción de caminos, templos, acueductos, plantaciones de hierbas medicinales, códigos moraies, creación de postas o correos llamadas Chasquis y ceremonias especiales en las siembras y cosechas.





(imagen album Ecuador en la historia)




La comunicación se efectuaba a través de los quipos y Huayna Cápac restauró las calzadas de Quito e inventó relojes agrícolas de piedra. El espíritu del inca se engrandeció con las tierras verdes, bosques, árboles, frutas y ei esplendor del cielo límpido de Quito.



Pero los Shyris, guerreros del norte, incursionaban en los territorios ocupados por los incas; entonces, Huayna Cápac, abrió numerosas campañas dirigidas por los mejores generales. El soberano iba adelante "con una placa de oro cóncava concentradora de los rayos del sol sobre la mota de algodón que hacía arder la hierba seca".




Atacó a los caranquís, cayambís y otavalos, persiguió a los capitanes Píntac, Cantoe y Nasacota Puento. Muchos indígenas murieron entre los juncos del lago Yahuarcocha que se tiñó de sangre. Pintac logró continuar su lucha mediante las guerrillas, contra los invasores, hasta rendirse.

Sitio arqueológico Cochasquí


Huayna Cápac, con inaudita crueldad, ordenó degollar a Pintac e hizo con su piel un tambor. Siembras y pequeñas luces atesoraban porfiadamente los cercos y las masas de piedra y de fuego de sus adversarios.


Los rasgos de Pintac traspasaban horizontes y las mazorcas de maíz absorbían los tibios lienzos del ocaso.
Cuenta la tradición que se escuchaba la voz de su amada Quilago, princesa que con su amor animó a Pintac hacia la lucha contra los incas. Batallas crepitantes desfilaban junto al espectro adormecido y la leyenda vibra por las montañas andinas con la aurora a cuestas, alargando las raíces vitales.




Pintag (imagen album Ecuador en la historia)


Afirman los historiadores que la leyenda del tambor se extendió y atravesaba colinas y pueblos destrozando las estacas de oro que el inca había dispuesto como límites.
Huayna Cápac en Caranquí al disfrutar la paz, tenía continuos insomnios y pesadillas al escuchar el sonido del tambor hecho con la piel de Pintac.



El inca de espíritu vehemente, a fin de retirar de su mente la figura de Pintac, hizo tratos con Viracocha, todo fue imposible, ni los grandes sabios o amautas, ni las hierbas medicinales lograron detectar el mal. Las sensaciones ocupaban su alma y la voluntad disminuía. En momentos bebía chicha de maíz blanco y mezclaba con canela e ishpingo en vaso de oro para desprender la imagen de Pintac.




Imaginario de Quilago


En medio de esas tensiones, Huayna Cápac, atacó y destruyó los sitios de Cochasquí donde las mujeres quiteñas ayudaban en la fabricación de armas extraídas de los ríos. Se devastaron las fortalezas de Guanchalá y Chángala, pero del espíritu del inca, nunca se desprendió el rostro de Pintac.

1 comentario:

Anónimo dijo...

hola que chévere este blog. felicidades, debería haber más blogs como este... Visiten el mío es un cuento con leyendas ecuatorianas...
www.blognovela.soy.es