Quito, la nueva capital incaica gobernada por Huayna Cápac, prosperó con obras viales, agrícolas, construcción de caminos, templos, acueductos, plantaciones de hierbas medicinales, códigos moraies, creación de postas o correos llamadas Chasquis y ceremonias especiales en las siembras y cosechas.
La comunicación se efectuaba a través de los quipos y Huayna Cápac restauró las calzadas de Quito e inventó relojes agrícolas de piedra. El espíritu del inca se engrandeció con las tierras verdes, bosques, árboles, frutas y ei esplendor del cielo límpido de Quito.
Atacó a los caranquís, cayambís y otavalos, persiguió a los capitanes Píntac, Cantoe y Nasacota Puento. Muchos indígenas murieron entre los juncos del lago Yahuarcocha que se tiñó de sangre. Pintac logró continuar su lucha mediante las guerrillas, contra los invasores, hasta rendirse.
Sitio arqueológico Cochasquí
Huayna Cápac, con inaudita crueldad, ordenó degollar a Pintac e hizo con su piel un tambor. Siembras y pequeñas luces atesoraban porfiadamente los cercos y las masas de piedra y de fuego de sus adversarios.
Los rasgos de Pintac traspasaban horizontes y las mazorcas de maíz absorbían los tibios lienzos del ocaso.
Cuenta la tradición que se escuchaba la voz de su amada Quilago, princesa que con su amor animó a Pintac hacia la lucha contra los incas. Batallas crepitantes desfilaban junto al espectro adormecido y la leyenda vibra por las montañas andinas con la aurora a cuestas, alargando las raíces vitales.
Afirman los historiadores que la leyenda del tambor se extendió y atravesaba colinas y pueblos destrozando las estacas de oro que el inca había dispuesto como límites.
Huayna Cápac en Caranquí al disfrutar la paz, tenía continuos insomnios y pesadillas al escuchar el sonido del tambor hecho con la piel de Pintac.
El inca de espíritu vehemente, a fin de retirar de su mente la figura de Pintac, hizo tratos con Viracocha, todo fue imposible, ni los grandes sabios o amautas, ni las hierbas medicinales lograron detectar el mal. Las sensaciones ocupaban su alma y la voluntad disminuía. En momentos bebía chicha de maíz blanco y mezclaba con canela e ishpingo en vaso de oro para desprender la imagen de Pintac.
Imaginario de Quilago
1 comentario:
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