martes, 9 de diciembre de 2008

LEYENDA DEL TENA

EL PUMA DE VERDE YACU
(Municipalidad del Tena)


Se sabe, por lo que cuentan los viejos, que por la cordillera Napo Galeras los pumas tenían sus guaridas y, desde allí amenazaban diariamente a las comunidades aledañas. Una noche, por las cabeceras del Jatun yacu, apareció uno de estos felinos gigante y batallador. Muerte, destrucción y llanto eran los rastros que dejaba a su paso. Nadie se atrevía a salir de su choza. Los que lo hacían iban en grupos compactos, fuertemente armados, mirando a todos los lados.
Pese a esto, un temerario joven nativo, hijo del anciano brujo del sector, luego de haberse preparado durante varios meses, bajo la mirada atenta y severa de su padre, salió resueltamente a la selva para dar caza al puma.
Cuando había recorrido varias jornadas hacia el oeste, muy cerca de Galeras, allí donde nace el Verde yacu, sobre una roca, con ojos hinópticos, estaba el asesino. Un frío sepulcral le recorrió el cuerpo. Retrocedió despacio e invocó la ayuda de los espíritus y de sus antepasados bebió, sin perder de vista al animal, una pócima que traía consigo y ... oh! prodigio. Un valor venido de allende la cordillera se engendró en su cuerpo, y así, con decisión ciclópea se dispuso a enfrentar a la fiera..


El gigantesco puma lo persigue. El joven se desliza veloz por desfiladeros, salta barrancos y se arroja a las profundidades de los cañones. De pronto se encuentra en un callejón sin salida. Las paredes son altas y perpendiculares. A duras penas logra trepar a una minúscula saliente. El puma le lanza escandalosos zarpazos. Su descomunal rugido provoca una avalancha de piedras que lo sepultan para siempre.
El joven retorna al hogar y da a conocer su intrépida hazaña. La leyenda dice que cuando la gente va al Verdeyacu a buscar oro, espesas nubes cubren la zona. El día se convierte en noche. Llueve. Crece el rio. Abajo... lejos... en el encañonado se escucha el rugir de un puma. Muchos se asustan y se retiran respetuosamente del lugar.
Es el territorio del puma, donde la realidad y la leyenda se unen junto a los lavaderos de oro.

lunes, 1 de diciembre de 2008

LEYENDA DE TERROR

PUCHO REMACHES

Versión: Manuel Espinoza Apolo


Ilustración Gabriel y Paola Karolys

Pucho Remaches fue el nombre de una familia posadera; dueña del tambo de Mojanda, situado en la mitad del antiguo camino entre Quito y Otavalo.
Los Remaches solían asesinar a las personas que pedían posada y se alojaban en el Tambo. Sobre todo a las que llegaban solas, decían no tener familia o a nadie que los esperase en el lugar de su destino.



Una vez que mataban a los huéspedes, los perver­sos se quedaban con sus pertenencias, y con sus cuerpos preparaban fritada, famosa por su exquisito sabor.
Sin sospechar nada acerca de su origen, este apetecido plato era degustado por los viajeros que recorrían dicho camino; las familias que con ese único propósito subían a Mojanda; o los habitantes de Otavalo cuando los Remaches llevaban la fritada a dicha ciudad para venderla.
Su crueldad la descubrió casualmente un hombre solitario que, en una noche, al no poder conciliar el sueño, escuchó a los esposos Remaches su intención de asesinarlo y de elaborar fritada con su cuerpo.

Ante esta situación el aterrado huésped se ocultó debajo de la cama mientras uno de los Remaches afila­ba el hacha para decapitarlo. Debajo del catre encontró un cadáver al que subió a la cama colocándolo en su reemplazo. Gracias a la oscuridad, los Remaches no pudieron darse cuenta del engaño, descargando el hacha sobre el que ya estaba muerto.


Este ardid permitió al viajero escapar a la ciudad de Otavalo, en donde dio aviso de lo que había vivido. Con dicha información, días más tarde, las autoridades capturaron a los Remaches y los fusilaron en la plaza central de Otavalo, ante la presencia del pueblo, los in­dígenas de los alrededores y de sus dos tiernos hijos.

lunes, 24 de noviembre de 2008

SACHARUNA

¨Pie Grande (Yeti) Andino¨

Manuel Espinoza Apolo



imagen del blog ocultismo y conspiración


En el centro de la Sierra y al norte de la región Oriental vive el Sacharuna, criatura que es mitad hom­bre y mitad mono u oso. La palabra procede de dos voces quichuas:

sacha = monte, runa = hombre.

El Sacharuna posee una gran estatura, lleva el cuerpo cubierto de pelos, así como de hojas, musgos y flores a manera de vestido.

Esta criatura muestra dos caras, un talón hacia adelante y otro hacia atrás, por lo que se cree camina en todas las direcciones. Vive en las cuevas y come ra­mas. No es capaz de hablar y emite solamente el grito ¡yu-yu!
Niño disfrazado de Sacharuna, festividades de la yumbada, Cotocollao Quito

Sale únicamente por las noches en persecución de niños, hombres y mujeres, a quienes acosa entre gritos estridentes. Cuando logra capturar a una per­sona la mata abrazándola o torciéndole el cuello. La única manera de defenderse del Sacharuna es con una antorcha, mechones o un leño encendido, ya que las llamas le producen terror.
Al Sacharuna se lo representa en muchas festi­vidades populares, en las cuales su función es alejar a los espectadores amontonados, al mismo tiempo que amenaza a los niños con llevárselos. En esa oca­sión el disfrazado va cubierto íntegramente de cuero de borrego negro; lleva una gran cabeza, peluca, máscara de cartón y un acial o látigo en sus manos.

domingo, 16 de noviembre de 2008

Mito Tsáchila

LA MUJER QUE INUNDÓ LA TIERRA

Ruth Moya, basada en Calazacón, Orazona, 1982



Mujer tsáchila en telar


La mujer que inundó la tierra solía pescar con barbasco a los tsáchilas, los cuales eran como los de hoy.

Antes de proceder a pescarlos se las pasaba contan­do los cabellos de todos.
No se sabe cuántos tenía que contar, pero los con­taba todos. Cuando terminaba de contar botaba los cabellos a las aguas y al hacerlo, las aguas crecían. De este modo mataba a los tsáchilas. Morían ahogados y ella recogía a los que perecían.

La mujer era tan grande que las aguas le daban hasta las rodillas. Las aguas no le resultaban profundas. De pie recogía a los que se ahogaban. Las aguas arrasaban con todo: sajinos, puercos, in­dómitos, venados, perros, gente...

La vieja que inundaba no recogía a los flacos, reco­gía exclusivamente a los gordos y para comprobar si tenían suficiente grasa les hundía en la carne un instru­mento punzante: así podía ver si estaban como a ella le apetecía.
Estando en estos trajines la mujer vio venir flotando en las aguas a un niñito. Estaba vivo, no se había ahoga­do porque estaba agarrado a un tronco.

La mujer se lo llevó consigo para que le sirviera de cocinero. Ella no podía cocinar pues... ¡vivía tan ocupa­da!


Se lo llevó a su casa y el chico se las pasaba asando en una parrilla a cuanto gordo recogía la vieja: gente, perros, de todo.

Mientras el niño asaba, la mujer junto con su hija, contaba cabellos. Las mujeres eran dos: la vieja y su hija. Las dos se vivían contando cabellos y el niño asando gordos.

Ya empezaban a bajar las aguas de la inundación y el niño continuaba asando.

Las aguas no habían logrado arrasar con todo, que­daron en pie unos árboles de guaba y en uno de ellos estaba vivo un monito cusumbo. El cusumbo estaba gordísimo de modo que la vieja lo tomó al instante. Lo puso junto a los demás para asarlo y para que no se derritiese completamente lo colocó a un extremo de la parrilla i A la vieja le gustaba la grasa!

El niño por su parte se preocupaba de asar bien la carne. Le daba las vueltas para que se cocinara unifor­memente.

La vieja y su hija entre tanto continuaban contando cabellos.

Para sorpresa del pequeño cocinero resultó ser que el cusumbo no era cusumbo sino un rayo, así es que el rayo habló y le dijo:

-Cúbreme un poco de la candela, no dejes que me queme y huye inmediatamente.

Cerca de allí había unas matas de camacho. El rayo le dijo al niño que corriera hasta esas matas porque él destruiría a la vieja y a su hija.

Las mujeres escucharon los susurros y casi logran sorprender al rayo y al niño conversando, por ello le preguntaron al chico:
-¿Con quién estás conversando?
-¿Yo? -replicó el niño- Yo no estaba conversando con nadie. Solamente me decía a mi mismo, en voz alta, que hace mucho calor.

Al escuchar esta respuesta las mujeres se tranquili­zaron y se quedaron sentadas donde estaban. Las muje­res se descuidaron y el niño se fue corriendo hasta las matas de camacho. No bien había llegado hasta allí cuando empezó una tempestad de rayos y de truenos.

Rayos y truenos atacaron a la vieja que inundaba la tierra de los tsáchilas y a su hija. La hija alcanzó a tirarse al agua, pues allí había una laguna, la cual se había formado con los cabellos que ellas tiraban. La hija se salvó pero la vieja murió en aquel mismo sitio.


Jefe Tsáchila


El niño regresó a su casa para después volver a marcharse de allí. Antes de partir le dijo a la gente.

-Cuando ustedes se hayan convertido en arcilla yo todavía estaré como ahora. Dicho esto despareció.

Ahora, cuando brilla el sol con intensidad y hace mucho calor, se escucha un silbido. Cuentan que ese niño es el que silba. Eso cuentan los abuelos.


martes, 4 de noviembre de 2008

LEYENDA DE TERROR

EL CARRO DEL DIABLO


Manuel Espinoza Apolo



El carro del Diablo transita a media noche, lleno de luces brillantes, amarillas, verdes, violáceas, azules y rojas, haciendo chirriar sus ruedas de acero en el pavimento o empedrado de las calles. A su paso queda un picante olor a azufre.


El vehículo es conducido por el Diablo, quien recoge en el trayecto a las personas descarriadas, quienes celebran una gran borrachera, y de sus bocas y ojos sale fuego. Los pasajeros denzan frenéticamente al son de la música producida por unos raros instrumentos que tocan otros diablitos.


imagen de blog traiganalucy


El carro realiza un paseo por las calles de los pueblos en dirección a los cementerios, mientras tanto los perros aúllan. Cuando llega a esos sitios, salen de las tumbas los esqueletos de los individuos condenados y se incorporan a la fiesta.

Al día siguiente, las personas que han subido al mencionado vehículo amanecen en sus camas arañados, mordidos, sin uñas en los pies, molidas las espaldas y enrojecidos los ojos.

viernes, 24 de octubre de 2008

LEYENDA DE TERROR

ATAUD AMBULANTE
Manuel Espinoza Apolo




Imagen de blog historiascuentosyrelatos



Por las noches y en los ríos que se juntan para formar el gran Guayas, frecuentemente se observa un ataúd flotando en las oscuras aguas, con la tapa levantada y una gran vela en la cabecera que ilumina los dos cadáveres que yacen en su interior. Ahí descansan los cuerpos de la princesa Mina y su hijo.
Mina fue hija del último de los caciques de los daulis: Chauma. A sus espaldas, y en contra del parecer de su padre, ella se enamoró de un español con quien se caso en secreto. Su padre, al conocer la noticia, se molestó mucho porque los españoles habían matado a sus antepasados y despojado a su pueblo de sus tierras. Lleno de ira maldijo a su hija por casarse con un enemigo y convertirse en cristiana. La maldición de Chauma condenó al espíritu de Mina a no tener descanso después de que se separara de su cuerpo.
Luego de unos días, Mina, abrumada por la melancolía que le provocó la huida de su casa y al conocer la muerte de su padre cuando éste se disponía a asaltar la ciudad de Guayaquil, falleció dando a luz a su primogénito que también nació muerto.



Río Daule (imagen blog lagarzotaroja)

Su esposo dio cumplimiento al último deseo de la princesa que, presintiendo un triste desenlace, pidió que al morir no la enterrase sino que, colocada dentro de un ataúd, la dejase en el río con la tapa de la caja levantada. Apenas su esposo abandonó el ataúd en el río, éste, en vez de hundirse permaneció en la super­ficie y partió como una flecha a la ribera más lejana. Cuando llegó, se dirigió de inmediato hacia la otra orilla y así indefinidamente, al mismo tiempo que apareció una vela encendida en su cabecera para poder ver los cadáveres.
Desde entonces, ciertas noches, se observa el ataúd por los ríos Daule y Babahoyo. Muchos navegantes aseguran haber visto con claridad los dos cadáveres y una nube de moscas que los rodea, sobre todo en la noche del 25 de febrero, aniversario del deceso de la princesa, cuando por única vez el ataúd se queda quie­to en la superficie del agua ofreciendo a los curiosos la oportunidad de contemplarlo.

lunes, 6 de octubre de 2008

LEYENDA DE ALAUSI

LEYENDA DE LA LAGUNA DE OZOGOCHE

Municipalidad de Alalusí





Indigena del Chimborazo


Cuentan los abuelos, que hace muchos años, venían- de no sé donde- bastantes avecitas a los páramos de Atillo y Ozogoche a finales de agosto y septiembre todo el mes; estas avecitas llegaban con el frío viento, la niebla y la lluvia, muchas veces acompañada de truenos y relámpagos. Llamaban la atención por su gorgojeo especial, doloroso y lastimero que parecía decir cuvi-cuvi. Por esta razón nuestros abuelos los bautizaron con el nombre de CUVIVI.

Dicen los abuelos que cuando se acercaba el Tributo Sagrado, a mediados de septiembre generalmente, el cielo se tornaba gris y en los montes el viento tenía aullidos de lobo que hasta el mismo Supay (dios-diablo indígena) corría asustado; y que de pronto surcaban el espacio cientos y cientos de cuvivis con su inconfundible canto de dolor y, en un instante determinado, se precipitaban a las heladas aguas en un tributo ancestral, cósmico, misterioso.



Laguna de Ozogoche (imagen exploring ecuador)

Al siguiente día del mismo, los campesinos recogían en canastas y costales a las aves suicidas que se encontraban en la orilla de las lagunas del Cuyo, Atillo y Ozogoche. Aseguran que su carne es muy sabrosa.

martes, 30 de septiembre de 2008

LEYENDA DE TERROR

PROCESION DE ULTRATUMBA
(MALA LEGION)


Versión: Manuel Espinoza






Imagen:asturiasfoto.com





Es la Mala Legión que marcha al ritmo de la Caja Ronca(http://mama-puma.blogspot.com/2008/09/leyenda-de-terror.html). Este desfile lo encabeza la muerte, a la cual siguen una infinidad de diablitos y almas condenadas.
La procesión de los seres de ultratumba se deja ver a medianoche y a la distancia puede ser confundida con una comitiva religio­sa, porque sus participantes marchan muy ordenados, en dos filas y con sendos cirios encendidos.
La persona trasnochadora y curiosa que se acerca recibe de uno de los participantes una gran vela con el encargo de guardarla hasta un dia determinado. La vela, a la mañana siguiente, se convierte en una canilla humana.
Es la señal de la condenación de la persona que lo ha recibido. Para evitar este fatal destino, se recomienda al afectado acudir a la cita con dos niños en los brazos para que su inocencia ahuyente al espectro diabólico y no logre cumplir su nefasta misión.

LEYENDA DE LATACUNGA

LA MAMA NEGRA

Versión: Enrique Terán

FIESTA RELACIONADA CON EL EQUINOCCIO DE SEPTIEMBRE

http://buhoandino.blogspot.com/2008/09/identidad-ecuatoriana-en-ultramar_22.html


Luego de que se abolió la esclavitud en el pais, en l852, una mujer negra fue a la iglesia para agradecer a la Virgen de las Merce­des. Según varios relatos históricos, ella trabajaba en una de las minas de Sigchos, don­de se extraía oro. Detrás de la mujer estaba otro grupo que también festejó.
El alboroto ocasionó que la Capitanía salga. Lo que ocurrió fue un suceso que se recordó después. Luego se transformó en esta fìesta que tiene más de un siglo de historia. Además, la Virgen es muy milagrosa y los latacungueños tienen mucha fé en la imagen.


Otra versión en http://mama-puma.blogspot.com/2008/04/leyenda-de-latacunga.html

miércoles, 24 de septiembre de 2008

LEYENDA DE TERROR

MARIANGULA

Recopilación de Jorge Renán de la Torre



Foto Cementerio de Palma

María Angula era una niña alegre y vivaracha, hija de un hacendado de Cayambe. Le encantaban los chismes y se divertía llevando cuentos entre sus amigo para enemistarlos. Por esto la llamaban la metepleitos, la lengua larga o la "carishina" chismosa.
Así, María Angula creció 16 años dedicada a fabricar líos con la vida de los vecinos, y nunca se dio tiempo para aprender a organizar la casa y preparar sabrosas comidas. Cuando María Angula se casó, empezaron sus problemas. El primer día Manuel, su marido, le pidió que preparara una sopa de pan con menudencias y María Angula no sabía como hacerla.
Quemándose las manos con la mecha de manteca y sebo, encendió el carbón y puso sobre él la olla sopera con un poco de agua, sal y color, pero hasta ahí llegó: ¡no sabía qué más hacer!
María recordó entonces que en la casa vecina vivía doña Mercedes, una excelente cocinera, y sin pensarlo dos veces corrió hacia ella.
Vecinita, ¿usted sabe preparar la sopa de pan con menudencias?
Claro, doña María. Verá, se arrojan dos panes en una taza de leche, luego se los pone en el caldo, y antes de que éste hierva, se le añaden las menudencias.
¿Así no más se hace?
Sí, vecina.
Ahh, -dijo María Angula-, si así no más se hace la sopa de pan con menudencias, yo también sabía. Y diciendo esto, voló a la cocina para no olvidar la receta.
Al día siguiente, como su esposo le había pedido un locro de "cuchicara", la historia se repitió.
Doña Mercedes, ¿sabe preparar el locro de "cuchicara"?
Sí, vecina.
Y como la vez anterior, apenas su buena amiga le dio todas las indicaciones, María Angula exclamó:
Ah, si así no más se hace el locro de "cuchicara", yo también sabía.Y enseguida corrió a su casa para sazonarlo.
Como esto sucedía todas las mañanas, la señora Mercedes se puso molesta. María Angula siempre salía con el mismo cuento: "Ah, si así no más se hace el seco de chivo, yo también sabía; ah, si así no más se hace el ají de librillo, yo también sabía." Por eso, quiso darle una lección y, al otro día...
Doña Merceditas...
¿Qué se le ofrece, señora María?

Nada, Michita, mi marido desea para la merienda un caldo de tripas con "puzún" y yo...
Umm, eso es refácil, le dijo, y antes de que María Angula la interrumpiese, continuó:
Verá, se va al cementerio llevando un cuchillo afilado. Después espera que llegue el último muerto del día y, sin que nadie la vea, la saca las tripas y el "puzún". En su casa, los lava y luego los cocina con agua, sal y cebollas y, cuando el caldo haya hervido por unos diez minutos, aumenta un poco de maní... y ya está. Es el plato más sabroso.
Ahh, dijo como siempre María Angula- si así no más se hace el caldo de tripas con "punzún", yo también sabía.
Y en un santiamén, estuvo en el cementerio esperando a que llegara el muerto más fresquito. Cuando el panteón quedó solitario, se dirigió sigilosamente hacia la tumba escogida. Quitó la tierra que cubría al ataúd, levantó la tapa y... ¡allí estaba el semblante pavoroso difunto! Quiso huir, más el mismo miedo la detuvo. Temblorosa, tomó el cuchillo y lo clavó una, dos, tres veces sobre el vientre del finado y con desesperación le despojó sus tripas y "punzún". Entonces, corriendo regresó a su casa. Luego de recobrar su calma, preparó esa merienda macabra que, sin saberlo, su marido comió lamiéndose los dedos.
Esa misma noche, entre tanto María Angula y su esposo dormían, en los alrededores se escucharon aullidos lastimeros. María Angula despertó sobresaltada. El viento chirriaba misteriosamente en las ventanas, balanceándolas, mientras afuera, los ruidos fabricaban sus espantos. De pronto, por las escaleras, María Angula oyó el crujir de unos pasos que subían pesadamente hacia su cuarto. Era un caminar trabajoso y retumbante que se detuvo frente a su puerta. Pasó un minuto eterno de silencio, María Angula vio el resplandor fosforescente de un hombre fantasmal. Un grito cavernoso y prolongado la paralizó.
¡María Angula, devuélveme mis tripas y mi puzún que te robaste de mi santa sepultura!

María Angula se incorporó horrorizada y, con el miedo saliéndole por los ojos, contempló como la puerta se abría empujada por esa figura luminosa y descarnada. María Angula se quedó sin voz. Ahí, frente a ella, estaba el difunto que avanzaba mostrándole su mueca rígida y su vientre ahuecado:
¡María Angula, devuélveme mis tripas y mi puzún que te robaste de mi santa sepultura!
Aterrada, para no verlo, se escondió bajo las cobijas, pero en instantes sintió que unas manos frías y huesudas la tomaban por sus piernas y la arrastraban, gritando:
¡María Angula, devuélveme mis tripas y mi puzún que te robaste de mi santa sepultura!
Cuando Manuel despertó, no encontró a su esposa, y aunque la buscó por todas partes, jamás supo de ella.

martes, 16 de septiembre de 2008

LEYENDA DE GUAYAQUIL

Hada de Santana
Versión: Manuel Espinoza Apolo

Ilustración Gabriel y Paola Karolys


En un palacio de jaspe, mármol, plata y oro, en las profundidades del cerro Santana, en Guayaquil, vive el Hada de Santana.
El hada es una princesa, hija del cacique de un pueblo guerrero que vivió en tiempos anteriores a los huancavilcas.
En aquella época y deseando enriquecerse, el cacique conformó un ejército poderoso y despiadado, que en busca de tesoros conquistó y exterminó a muchos pueblos vecinos.
Gracias al saqueo edificó un palacio magnifico en la cúspide del cerro, a cuyo pie, tiempo después, Huayna Cápac mandó construir una calzada, precisa­mente en el lugar en que mas tarde los españoles fundaron la ciudad de Guayaquil.
Un día la hija del cacique enfermó gravemente. Su padre, preocupado, mandó a llamar al mejor chamán o brujo del reino, a quien ofreció abundantes riquezas si la curaba, pero el brujo comprendió que la única manera de lograr que la muchacha sanara, era que el cacique devolviera las riquezas robadas a los pueblos que había conquistado; de lo contrario la princesa moriría.
El brujo obligó al Rey a escoger entre su riqueza y la vida de su hija. El cacique, lleno de avaricia, optó por su tesoro al mismo tiempo que intentó matar al brujo para que acompañara a su hija en la otra vida. Sin em­bargo, el chamán desapareció furioso y se convirtió en humo, al mismo tiempo que maldijo al cacique a vivir con sus pertenencias, palacio e hija en las entrañas del cerro de Santana, hasta que algún individuo pueda romper el hechizo.
Para que se cumpla su maldición, el chamán permite salir de su reclusión a la princesa cada 100 años con la finalidad de persuadir a un hombre para que la escoja, una vez que se le pida elegir entre ella y el tesoro del cacique.


Ilustración Gabriel y Paola Karolys


De está manera, la princesa sale cada siglo en busca de su liberador, vestida con finos trajes de seda, el cabello suelto, luciendo un collar de piedras blancas y una varita de plata coronada por una hermosa piedra roja.
Una leyenda cuenta que en una ocasión, la prin­cesa se le apareció a un arruinado teniente español y lo condujo al interior del cerro para mostrarle las riquezas que guardaba el palacio oculto y pedirle que escoja entre el tesoro o ella. De decidirse por ella, la princesa le prometió al soldado ser su mujer e inseparable compañera, hacerlo feliz y llevarlo a un mundo de dulzura y alegría después de la muerte; sin embargo, el codicioso español prefirió el tesoro.
Ante tal elección el cacique hechizado saltó en furia y decidió castigar la ambición del soldado, dete­niendolo con ellos en su palacio para que sufra la pena de vivir sin estar vivo. En ese momento el español se invocó a Santa Ana y de forma misteriosa fue sacado de dicho lugar y depositado en los exteriores del cerro.
A partir de entonces el cerro se llamó Santana y el soldado mandó a colocar una inmensa cruz en su cúspide corno agradecimiento a la santa.

domingo, 7 de septiembre de 2008

LEYENDA DE TERROR

CAJA RONCA

Manuel Espinoza Apolo

PROCESION CAJA RONCA (Imagen de Nicolás Herrera.com)

La Caja Ronca es un tambor que emite un sonido pausado, ronco y lejano, acompañado por el silbido triste de un flautín. Anuncia el inicio y final de la procesión de almas condenadas y demonios aue recorre los pueblos del norte y centro de la Sierra, pasadas las 11 de la noche y luego de que una jauría de perros aúlla.


Este instrumento es tocado por dos espectros vestidos de rojo, uno de los cuales encabeza el terrorífico cortejo y otro que va al final del mismo.


La Caja Ronca se oye desde una gran distancia para advertir e invitar a los noctámbulos y descarriados a que se recojan y no salgan de sus casas, porque de lo contrario serán escogidos por los espectros de ultratumba para que los acompañen a la otra vida.


Hay quien dice que, ciertas veces, el propio Diablo ha llegado a tocar este instrumento, con el propósito de asustar a la gente y permitir que los ladrones realicen sus fechorías.


Como remedio para alejar y hacer desaparecer el fúnebre sonido y la procesión que lo acompaña, se recomienda pellizcar a un niño de pecho, pero que ya haya sido bautizado.

CHUZALONGO

El niño de los cerros

Manuel Espinoza Apolo



Duende del Campo

Se asemeja a un niño de dos años o más, con una estatura de 80 centímetros, rostro blanco labios gruesos y morados, nariz chata, orejas grandes, ojos verdes pequeños con un punto negro de fuego en el centro, pelo corto, ralo y tieso de color rojizo o rubio y tan largo que le cae hasta el suelo.

El cuerpo está cubierto por escamas de pez y tan sucio que parece de color negro. Tiene los pies variados: los talones adelante y los dedos hacia atrás, y va tapado por un poncho fino de rayas.


Su rasgo más destacado es el cordón umbilical, que lo lleva arrastrando por el suelo, tanto que en ciertas ocasiones se da con él una vuelta al cuello.


Descubre al duende (imagen en aragonesesi.com)

Reside en los bosques de los cerros, en donde convive con los animales silvestres. Cuando escala grandes alturas grita muy fuerte y en seguida desaparece entre la maleza. Por eso, los indígenas lo consideran hijo del cerro, mientras que para los campesinos mestizos, él es exclusivamente un ser maléfico, fruto de los amores prohibidos entre hermanos.

Persigue a mujeres jóvenes, solteras engreídas. Muchos, pensando que es un niño, deciden adoptarlo y protegerlo. Una vez que logra ser abrigado en el regazo de sus madres adoptivas, las hiere mortalmente.

martes, 19 de agosto de 2008

MITO DE HUAROCHIRÍ

Chaupiñamca

Tomado del libro: ¨La lluvia, el granizo y los dioses de Huarochirí


Imagen de bpO.blogger.com


Chaupiñamca fue una de las diosas-huacas más veneradas de la región de Huarochirí. Anima­ba a las mujeres y poseía enorme astucia. Eso hi­zo que la gente la considerara como si fuera su propia madre. Chaupiñamca era la huaca de la fertilidad y la protectora de las cosechas.
Hombres y mujeres, con el curaca y el alcalde de las comunidades presentes, se reunían en su santuario y le ofrecían sacrificios. Y en ese lugar danzaban la ayllihua. Los varones bailaban desnudos. Toda la noche duraban los bailes. Después se dirigían hacia la pampa, exclamando alegres:

- ¡Es la fiesta de nuestra madre!

Cinco días seguidos festejaban a Chaupiñamca. En esos días la fertilidad de la zona aumentaba.
Durante un largo período, la apariencia de la diosa-huaca Chaupiñamca fue como la de todas las muje­res. Sin embargo, un buen día se transformó. Abandonó su aspecto humano y se convirtió en una roca con cin­co brazos. Por último, después de la llegada de los espa­ñoles, la diosa-huaca se escondió bajo tierra. Sin embar­go, a pesar de no verla, las comunidades continuaron venerándola. Desde ahí en adelante su fiesta se celebra en la víspera del Corpus.



CHAUPIÑAMCA


Imagen de www.hipernova.cl
Apunchik waka Chaupiñamcami, Huarochiri llak-tapika ninan kuyay tukushka kashka. Ninan ushayta charik, warmikunaman kawsayta kuk-pashmi kashka.Shina kaymantami wakin runakunakarin mamashinata yuyakkuna kashka. Ninanta murukunata pukuchik, chakrakunata rikurayak wakami kashka.
Karikuna, warmikuna, kurakawan tantarishpami Chaupiñamcata muchana wasipi imatapash paypa shutipi wañuchikkuna kashka. Chay wasipimi Ayllihua tushuyta, karikunaka churana illak tushukkuna kashka. Kipamanka pampaman Uukshishpami kushilla:
-Ñukanchik mamapa raymimi- nik kashka.
Pichka punchakunapimi raymita rurak kashka.Shina rurakpimi chay pachakunaka sumaklla murukunaka pukuk kashka.
Kay unay pachata, Chaupiñamca wakaka ñukan­chik warmikunashinami kashka. Shinapash shuk pun-chaka rumiman tikrashka, pichka makiyuk rumimanmi tikrashka. Ña puchukaypi España mishukuna shamushka punchapikarin allpa ukupimi mitikushka. Shinapash, mana rikushpapashmi runa llaktakunaka muchashpa ka-tishkakuna.Chay punchamantami Corpus raymi kallarik tutapi Chaupiñamcapa raymitaka rurankuna.

lunes, 11 de agosto de 2008

SOBRE TESOROS PERDIDOS

LEYENDA DEL ILALÓ

Basado en ¨La Dorada Obscuridad o el Tesoro de Rumiñahui¨ de José Rafael Bastidas

Al fondo la gran montaña del Ilaló


Cuentan que un trabajador de una hacienda, tras haberse perdido un torete salió en su búsqueda por los lomones y quebradas del cerro Ilaló; por casualidad entró en un gran túnel y encontró un corral donde estaba el animal que buscaba.

Un gran señor que se encontraba ahí le propuso cambiar el torete por objetos brillantes, de oro; pero esto no fue aceptado por el cuidador. A la insistencia del señor tuvo que aceptar y con una gran barra de oro que éste le dió, se alejó del lugar a donde había ingresado. En el interior del cerro el trabajador pudo observar una gran claridad que mostraban grandes cuartos, como una hacienda toda iluminada y brillante.

viernes, 8 de agosto de 2008

MITO DE HUAROCHIRÍ


Cuando el sol no despertó




Hace muchos, muchos años atrás, el sol olvi­dó alumbrar la tierra durante cinco jornadas lar­gas y misteriosas. Entonces los hombres, las plantas, los animales y todos los objetos que existían en el mundo alteraron su comportamiento.
Cuando el sol no despertó, surgió un nuevo or­den; ni mejor ni peor que el anterior, sino simplemen­te distinto.
El silencio se escuchó por todos los rincones de la tierra y los sonidos callaron.
El agua de los ríos se detuvo; en largos y plateados espejos se convirtió. Los búhos y lechuzas, contemplán­dose en ellos, ordenaron sus plumajes y se embellecie­ron para celebrar esa larga noche.
También las piedras, que durante siglos habían custodiado caminos, guiado cursos de agua o afirmado el terreno, abandonaron sus asientos naturales y co­menzaron a danzar al compás del silencio, contorneán­dose graciosamente.
De lo sucedido en aquel tiempo, fue quizás este caso, el de las piedras, el más bello y extraordinario de contemplar. Las más pequeñas y ágiles bailaban por to­do sitio, girando y girando, brincando de aquí para allá, de allá para acá. Pero también las piedras mayores y las grandes rocas danzaron; un, dos, tres pasos adelante; un, dos, tres, media vuelta y atrás. Varias horas bailaron en perfecta armonía. Mas, de pronto, un súbito cambio de ritmo las hizo chocar entre sí. Y entonces ¡plac! ¡plac! ¡ploc! Por aquí y por allá, surgieron los batanes y los morteros.
Cuando el sol no despertó, algunos imaginaron que había muerto.
Cientos de años más tarde, los hombres supieron que esa oscuridad había sido un gesto de la luna, que al pasar frente al sol le impidió iluminar la tierra. A esa os­curidad la llamaron eclipse.


imagen de Guillermo Oyhenart (geo@cpenet.com.ar)



TAYTAINTI MANA RIKCHARIKPI


Nawpa ñawpa watakunapika intimi jatun pichka manchanayay pachakunata achikyachinata,pun-chayachinata kunkashka. Chayka runakuna, yu-rakuna,wiwakuna, tukuy ima tiyakkunapa kawsaykuna-ka shuk kawsaymanmi tikranakushka.
Inti mana rikcharikpika, shuk kawsaymi kallarish-ka; shinapash mana allipash, allipash mana kashkachu, chikan kawsaytallami charik kallarishkakuna.
Kay chulunlla manchanayay kawsayka tukuy ma-mallaktapimi kallarishka, imapash mana uyarikushka-chu.
Mayupa yakukunapashmi shayarishka, puncha-pampa suni rirpukunamanmi tikrashka; chushikkuna-pash chay rirpupi rikurinakushpami kay jatun tutapi kushilla yallinkapak paykunapa patpakunata allichirish-kakuna.
Shinallatak kay watakunapika, ñankunata rikura-yashka, mayu yakukunata katichishka, allpakunata shin-chiyachishka rumikunapash, paykunapa tiyashkata sa-kishkakuna,shinami chulunlla takiwan tushuy kallarish­kakuna, muyushpa muyushpa asinayayta tushuy kalla­rishkakuna.



Kay tukuy imashina kashkamantaka, kay rumiku-napa tushuymi kuyaylla rikunayay kashka; uchilla kutsi rumikunaka, kaypi chaypi, muyushpa muyushpa, kay-
manta chayman, chaymanta kaymanmi tushushkakuna. Shinallatak ruku rumikuna, jatun rumikunapashmi, shuk, ishcay, kimsa tatkita ñawpaman shamushpa,kutin tikrashpa shuk, ishkay kimsa tatkita washaman rishpa tushushkakuna. Tawka pachakunatami pakta pakta ku-yurishpa tushushkakuna.Ashtawankarin,taki chikanyak-pika rumikunapurami waktarichishka. Katiypika plak, plak, plak uyarishpami kaypi chaypi kutana rumikuna llukshishka.Wakin rukukunaka:
-Ñapash yuyashkapi, jaykatami wacharirka- nish-kakunami.
Inti, shina mana rikcharikpika, wakin runakunaka wañuytami wañushka yuyashkakunami.
Tawka patsak watakuna ña yallishkapimi, runaku­naka killamantami tutayashka kashkata yachak chayash-ka. Killami intipa ñawpakta, intita killpashpa yallishka kashka. Kunanpi mishu shimipika, kay killamama tuta-yaytaka "eclipse" shutiwanmi riksinchik.

Fuente: tomado del libro/ la lluvia, el granizo y los dioses de huarochirí. Coleccion Luna Tierna. CCE

martes, 15 de julio de 2008

LEYENDA DE QUITO

LA CAPA DEL ESTUDIANTE
(Municipio de Quito)




Todo comenzó cuando un grupo de estudiantes se preparaban para rendir los últimos exámenes de su año lectivo. Uno de ellos, Juan, estaba muy preocupado por el estado calamitoso en el que se hallaban sus botas y el hecho de no tener suficiente dinero para reemplazarlas.


Para él era imposible presentarse a sus exámenes en semejantes fachas; sus compañeros le propusieron vender o empeñar su capa, pero para él eso era imposible…finalmente le ofrecieron algunas monedas para aliviar su situación, pero la ayuda tenía un precio; sus amigos le dijeron que para ganárselas debía ir a las doce de la noche al cementerio del El Tejar, llegar hasta la tumba de una mujer que se quitó la vida, y clavar un clavo, Juan aceptó.Casualmente aquella tumba era la de una joven con la que Juan tuvo amores en el pasado y que se quitó la vida a causa de su traición. El joven estaba lleno de remordimientos…pero como necesitaba el dinero, acudió a la cita.


Subió por el muro y llegó hasta la tumba señalada…mientras clavaba, interiormente pedía perdón por el daño ocasionado. Pero cuando quiso retirarse del lugar no pudo moverse de su sitio porque algo le sujetaba la capa y le impedía la huida…sus amigos le esperaban afuera del cementerio, pero Juan nunca salió.
A la mañana siguiente, preocupados por la tardanza se aventuraron a buscarlo y lo encontraron muerto. Uno de ellos se percató de que Juan había fijado su capa junto al clavo…no hubo ni aparecidos ni venganzas del más allá, a Juan lo mató el susto

miércoles, 4 de junio de 2008

LEYENDA DEL TENA

EL NIÑO DEL ILA


Municipalidad del Tena



Rio Jatun Yacu (imagen Panoramio.com)



A orillas de Jatun yacu existía una comunidad cuyo nombre se llevaron los lluviosos inviernos. Sus moradores vivían de la caza y la pesca.
Lisa, como cuando florecen los chucos, se habrá convertido en una hermosa joven. Abel, su vecino y compañero de correrías infantiles, puso sus oscuros ojos en ella. Era el despertar del amor.


El tiempo pasó disparando sus virotes en los días soleados. Abel bajaba todas las tardes al río con el pretexto de pescar. Allí se hallaba Lisa con un puñado de ropa junto a una piedra de lavar. El amor fue tomando la dimensión de una correntada. Toda la comunidad, a excepción de los padres, conocía del romance. Y sucedió lo que suele ocurrir cuando los amores son fuertes y verdaderos. Un atardecer, al pie del inmenso árbol de ila unieron sus cuerpos con el pegamento de amelcochadas ilusiones.


Una mañana Abel, desafiando la creciente del río, trató de cruzarlo en una endeble quilla. Las aguas estaban turbias. Bajaban árboles y ramas entrelazadas de espuma. Remero y embarcación desaparecieron en un remolino.



Imagen: bp1.bloger.com


Lisa se desconsoló ante la magnitud de la desgracia. Lloró con desgarradores lamentos. El río fue su confidente y el árbol de ila su apoyo y su sombra La soledad enflaqueció su cuerpo. La muchacha llevaba en su vientre una nueva vida.
Cuando ya no pudo ocultar su embarazo subió al árbol de hila y se lanzó al vacio desde unos diez metros de altura.
Una vecina que madrugaba al río encontró el cuerpo flaco y frío de Lisa cubierto de hojas y arena.
En las noches, cuando los solitarios transeúntes cruzan el lugar, escuchan nítidamente la voz de Abel pidiendo ayuda mientras un niño, al pie del ila, llora desnudo.