El niño de los cerros
Manuel Espinoza Apolo
Duende del Campo
Se asemeja a un niño de dos años o más, con una estatura de 80 centímetros, rostro blanco labios gruesos y morados, nariz chata, orejas grandes, ojos verdes pequeños con un punto negro de fuego en el centro, pelo corto, ralo y tieso de color rojizo o rubio y tan largo que le cae hasta el suelo.
El cuerpo está cubierto por escamas de pez y tan sucio que parece de color negro. Tiene los pies variados: los talones adelante y los dedos hacia atrás, y va tapado por un poncho fino de rayas.
Su rasgo más destacado es el cordón umbilical, que lo lleva arrastrando por el suelo, tanto que en ciertas ocasiones se da con él una vuelta al cuello.
Descubre al duende (imagen en aragonesesi.com)
Reside en los bosques de los cerros, en donde convive con los animales silvestres. Cuando escala grandes alturas grita muy fuerte y en seguida desaparece entre la maleza. Por eso, los indígenas lo consideran hijo del cerro, mientras que para los campesinos mestizos, él es exclusivamente un ser maléfico, fruto de los amores prohibidos entre hermanos.
Persigue a mujeres jóvenes, solteras engreídas. Muchos, pensando que es un niño, deciden adoptarlo y protegerlo. Una vez que logra ser abrigado en el regazo de sus madres adoptivas, las hiere mortalmente.
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