EL CUICHI
Por: Juan Carlos Morales
Arco Iris (Imageshack)
Le gusta bajar despacio hasta las vertientes o pogyos, como dicen los abuelos indios de Peguche. Entrar danzando en el agua. Se lo ha visto en la cascada desplegando sus colores fastuosos. Llega a la pakcha de Peguche, días antes de que los yachacs entren al rito. El cuichi puede presentarse en diferentes formas. Hay quienes lo han visto transformado en una recua de burros furiosos o en una piara de cerdos gruñones. Persigue a los indios que llevan ponchos rojos con franjas verdes y si atrapa a una embarazada en lugar de cría le nacen renacuajos y lagartijas.
Es posible que el cuichi atrape a alguien que pasa cerca del pogyo. Entonces, su cuerpo se llenará de sarnas imposibles de curar, a no ser que los curanderos bañen al contagiado con abundantes orines. Los yachac envuelven en humo a quienes el cuichi decide acariciar.
A veces, el cuichi se apodera de las vestimentas puestas a secar, cuenta Rosa Lema. Las eleva por los suelos en un ruido vertiginoso y solo el auxilio de varios hombres ha podido arrebatarle la ropa, antes de que la lleve a la cascada.
Arco Iris (alucine.com)
Hay dos clases de cuichis. Aquel que aparece con sus siete colores, como un arco entre las colinas, y otro que es blanco, pero que se recuesta en el suelo como una gran manta. Este último también se llama Gualambari y dicen que tiene tratos con los brujos. El cuichi es el arco iris, que anda como quiere por Imbabura.
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