miércoles, 6 de febrero de 2013

AMARUCANCHA (SAN FRANCISCO DE QUITO)


     El Amarucancha

Tomado de: “La ciudad Inca de Quito 1”
( págnas:75 a 82), Manuel Espinosa Apolo 2002 (compilador).


Foto: Ecuadorecuatoriano.blogspot.com

Una considerable información colonial temprana, entre las que se cuentan las Actas del Cabildo Quiteño de 1535 o la crónica de Cieza de León terminada de escribirse en 1551, señalan que los franciscanos levanta­ron en Quito su templo en los antiguos aposentos de Huayna Capac. Más tarde, en 1651 el franciscano Córdova Salinas refiere que el monasterio de San Francisco se construyo "en el sitio y lugar donde solían vivir los capitanes más poderosos del inca"5. Esta información ha podido confirmarse con los hallazgos arqueológicos encontrados a partir de los 80 en el templo de San Francisco. El padre Porras (1989: 261) fue el primero en descubrir restos de una pared perimetral en la esca­linata norte, hacia el pretil de la iglesia. Posteriormente en los trabajos realizados por el Fondo de Salvamento del Municipio de Quito, se encontraron restos de una pared incásica debajo de la arquería norte de la nave central. Todas estas evidencias dejan fuera de toda du­da que el templo de San Francisco se levantó sobre las ruinas de un edificio incaico. Pero ¿qué tipo de edificio inca fue el que existió en dicho lugar?

Los documentos coloniales coinciden en señalar que en dicho lugar existió un palacio destinado a cumplir funciones residenciales para el inca Huayna Capac. Sin embargo, si se consideran las ruinas incaicas que han aparecido más al sur, en la iglesia de Santa Clara, y más al norte, en el colegio La Providencia, es de suponer que se trató no sólo de un palacio de tipo callanca o una "cancha", sino de un conjunto de diversos edificios o canchas. Probablemente en este espacio se ubicaron los principales edificios de la ciudad incásica, destacán­dose la casa de Huayna Capac y el templo dedicado a una deidad bajo la cual se consagró la ciudad y su últi­mo soberano.

Hugo Burgos (Ibíd, 268) ha hecho notar que la Igle­sia de San Francisco, llamada en primer término de San Pablo, fue y es el templo más importante de la ciudad, no solo por su suntuosidad y monumentalismo sino porque de ella tomó la ciudad su advocativo: San Fran­cisco de Quito. "Francisco", por otro lado, fue el nom­bre con que se bautizó a Atau Huallpa en Cajamarca antes de su ejecución y a sus hijos Francisco Hilaquita que fue enviado al Cuzco y Francisco Tupac Atauchi Atau Huallpa, llamado el "Auqui", quien permaneció en Quito, residiendo cierto tiempo en el templo de San Francisco al cuidado de los padres franciscanos (Obe-rem, 1981: 179).


Foto: www.flickr.com


Todos estos indicios hacen suponer a Burgos que, Francisco fue el santo católico que siguiendo la lógica de colonización española en el Tahuantinsuyo, debió substituir a una deidad inca cuyo templo debió existir justamente en donde los franciscanos levantaron el su­yo. Esta deidad debió ser la principal de la ciudad inca, una especie de divinidad tutelar, protectora de la mis­ma y de sus soberanos, bajo cuya protección floreció el proyecto político de Atau Huallpa, razón por la cual habría servido de emblema o insignia del inca.

¿De qué deidad se trataba? Burgos siguiendo el mo­delo del Cuzco, sostiene que debió tratarse de Huana-cauri. No obstante, es probable que se tratase de otra deidad considerada por la religión estatal de mayor ran­go: Illapa, que después del Sol era la segunda deidad de los incas y cuya manifestación figurada más importan­te era Amaru. Illapa era el rayo que se representaba co­mo un dragón o sierpe fecundadora: el Amaru. El aliento de éste era Huanacauri o el arco iris.

En la crónica de Guarnan Poma de Ayala (1980, I, 273), precisamente en la lámina en que el autor dibuja al cadáver de Huayna Capac siendo llevado de Quito al Cuzco, llama a éste, "Inca Illapa". Este debió ser su prin­cipal seudónimo o el nombre de su huauqui o su efigie personal considerada hermano gemelo. Atau Huallpa a partir de la guerra civil con Huáscar aparece identificán­dose con Amaru. En las narraciones de diversos cronis­tas españoles (Cieza, Sta. Clara, Cabello Balboa, Oliva, Cobo) aparece el mito de transfiguración de Atau Huallpa en la culebra mítica, hecho sucedido luego de su captura en Tomebamba por los capitanes de Huáscar. Según el mito, el inca gracias a la invocación que hizo al sol se convirtió en culebra o Amaru por lo que pudo es­capar de la prisión por un hueco en la pared. Posterior­mente, al momento de su ejecución en Cajamarca, co­mo señala Cieza en la tercera parte de su Crónica (1996: 177), Atau Huallpa dijo a sus subditos que en ese mo­mento lo acompañaban, lo esperasen en Quito porque allá regresaría convertido en Amaru.

Otras informaciones, como las provenientes de la vasta documentación administrativa colonial,6 entre las que destaca el testamento de Isabel Pérez de Ayala de 1665, señalan que en la cúspide del Huanacauri, actual loma de San Juan, se encontraba el Pilleo Cancha. Las canchas incaicas eran agrupaciones de tres o más edifi­cios abiertos hacia un patio; mientras que la palabra "pilleo" se utilizaba para designar a un ave de plumaje multicolor común en los Andes; palabra que por exten­sión se utilizó para denominar a las plumas multicolo­res. Por los Quipucamayos que comparecieron ante el virrey Vaca de Castro (1892: 23), sabemos que estas plumas multicolores o pilleo se ofrendaban e incinera­ban en la ceremonia de elección de la reina o coya (es­posa principal) junto a dos llamas blancas. Antes de ser proclamada coya, la elegida permanencia en recogi­miento en la casa de las mamaconas, en donde cumplía un rígido ayuno por 30 días. Las tradiciones populares de la ciudad señalan a la iglesia de San Juan Evangelis­ta, actual convento de monjas de clausura y antigua er­mita de Nuestra Señora de la Consolación, ubicada en la ladera sur de la colina, como el antiguo Aclla Huasi. ¿Fue acaso aquí en donde permaneció la coya de Atau Huallpa llamada Paico Vello o TocotoVello madre del auqui Francisco Atau Huallpa Tupac Atauchi (Obe-rem, 1981: 163) antes de ser investida como tal por el propio inca en el Pilleo Cancha7 de San Juan? En fin, aparte de la información proporcionada por Juan de Velasco, no se puede saber con plena certeza el uso o función del grupo de edificios de San Juan.

Los esposos Costales sugieren que en la loma de San Juan se asentaron las cólicas de Quito, esto es, los almacenes en que se guardaban las provisiones alimen­ticias. Junto a estos almacenes se encontrarían además, los corrales de los ganados reales (llamas y alpacas). Pe­ro estas cólicas no eran las únicas, los libros de Cabil­do de la ciudad indican que encima del barrio de San Roque (cerca de la cantera), se encontraban otros al­macenes reales del inca. La hipótesis de los esposos Costales no es nada descabellada, puesto que recientes investigaciones acerca de la arquitectura inca indican que las cólicas se localizaban normalmente en la peri­feria de los asentamientos, en lugares elevados, frescos y aireados. Además se conoce que la forma circular, ca­racterística que según Velasco poseía el templo de San Juan, era propia de los almacenes o bodegas destinadas a almacenar el maíz.8

A parte de estas informaciones históricas y del folklo­re narrativo local, no se han podido encontrar hasta el día de hoy vestigios físicos importantes del antiguo Pill­eo Cancha, a excepción de ciertas piedras negras ultrapu-lidas de curiosos diseños que se habrían encontrado en donde Velasco suponía se levantaba el Palacio de la Lu­na, según indica Luciano Andrade Marín (2000: 11).

En el Cuzco existía un templo dedicado a Amaru, de igual manera como en Cajamarca. Por Jerez (1917: 54), secretario de Francisco Pizarro y redactor de la cró­nica oficial de la conquista del Perú, sabemos que Atau Huallpa antes de su encuentro con Pizarro envió a de­cir a éste que "Le aderezasen un aposento de los de es­ta plaza, donde él posee, que sea una casa que se dice de la Sierpe, que tiene dentro una sierpe de piedra". En fin, el templo a Amaru era común en ciertas ciudades incas, "particularmente en el Chinchaysuyo" según se­ñala Cobo (Cit. de Burgos, op., cit., 141), región en la cual era huaca principal y a la cual "se adora y sirve" co­mo advierte el visitador Albornoz en 1568 (1967: 23).

A partir de estas evidencias se puede inferir que en el Quito incásico debió existir un templo consagrado a Amaru, la forma representativa de la deidad superior Illapa, que podría haberse llamado como en el Cuzco Amarucancha. En esta ciudad, el Amarucancha coinci­día con el propio palacio de Huayna Capac; inca que también se identificó con la sierpe, como evidencia su apelativo de "Inca Illapa". Esta identificación podría explicarse por su nacimiento en Tumipampa, llajta ca-ñari cuyo tótem principal era, según recalca González Suárez (1904: 1617) basado en los mitos de Cristóbal de Molina, una culebra que se habría sumergido en la laguna de Leoquina. En conclusión, se puede afirmar que en el mismo sitio o en la misma cancha en que se encontraba la residencia de Huayna Capac en Quito, espacio en el que posteriormente se construyó la iglesia ' de San Francisco, se levantaba el templo dedicado a Amaru o Amarucancha.

5 Citado en Jorge Salvador Lara, "Quito en la prehistoria", Revis­ta de la Universidad Católica del Ecuador, No. 1, Quito, p. 252.
6 En un documento colonial temprano, que viene a ser un pa­drón de los indios de la parroquia de San Sebastian de 1559, citado por Fran Salomón en su obra: Los señoríos étnicos de Quito en la época de los incas, se alude al Pilleo Cancha sin se­ñalar el lugar exacto en que estaba ubicado.
7 Véase, Alfredo y Piedad Costales, op., cit., pp. 55
8 Así lo prueban las investigaciones de Craig Morris en Huánu-co Pampa, véase: Jean-Pierre Protzen, "Arquitectura Inca", en: Los reinos preincaicos y los Incas, Lunwer editores, Madrid, 1992, pp. 204.