LA LEYENDA DEL MAIZ
(GRANO DIVINO)
imagen:alfa1.org
Versión del Príncipe
Yäkanini Metztli Kuauhtemok K.
Cuenta la tradición de los pueblos Aztin, que después de las nieves cuando se refugiaron en Çikomoztok (En las Múltiples Cuevas); la tierra quedó tan quemada que, no había plantas de las cuales recolectar frutos, los animales habían muerto por el frío en tal cantidad, que la caza era muy penosa; y por ello, el linaje humano sufría mucho.
Se elevaron las plegarias “AL PADRE UNICO” (Tahtzinzeze) o sea el “Dios ünico” (Zenteotl) para que iluminara el pensamiento de los hombres sabios, y estos, dieran de comer a su pueblo.
Fue enviado el divino Ketzalkoatl para que viera como estaba la tierra y buscó alimento por todas partes y no encontró. Ya convencido de ello se disponía a marchar, cuando vio pasar presurosa a la hormiga roja, que traía entre sus mandíbulas poderosas, unas semillitas, después, vio pasar a otras que traían semillitas con restos de hojas y de paja. Entonces les preguntó: -“Por que trabajáis tanto si el “Padre de Todo” ha puesto los medios de vida?”
-“Pero los medios no vienen solos, hay que buscarlos y guardarlos para mejores ocasiones” –respondieron las hormigas rojas
-“¿Por qué no me dais de esa comida para los hombres?”
-“Ellos son grandes y glotones, se acabarían nuestros campos y pereceríamos”.
Convencido Ketzalkoatl de que tenían razón, simuló irse; pero se transformó en hormiga negra, diminuta, y siguió a la hormiga roja hasta que descubrió el campo de abastecimientos, que era un gran plantío de zacates que que tenían una espiga dorada de mechones finos y envueltos en un capullo de hojas fuertes; en su interior, había unos granos DORADOS, llamados Teotzintli.
Ketzalkoatl reflexionó y dijo: “Si traigo a los hombres aquí, de nada les ayudará, pronto acabarán con las plantas; mejor les llevaré la semilla para que ellos la cultiven y hagan que la tierra produzca”. Y tomó muestras de diferentes granos de distintos zacates hasta cinco y luego tomó muestras de otras cinco plantas y las llevó a los hombres.
Y llamó a los jefes de las tribus y les dijo:
“Os traigo un regalo, EL GRANO DIVINO, pero no lo debéis comer hasta que vuelva a salir de la tierra, y como nadie sabe como ha de brotar; os dejo aquí a cinco doncellas divinas que se encargarán de cuidar de las semillas, ya puestas en la tierra; y, harán que broten las plantas y los granos en tal abundancia que no volveréis a sufrir hambre, porque así lo quiere Tloke Nahuake )El QUE TIENE TODO EN SI MISMO), Tahtzinzen (El Padre Ünico).
Yäkanini Metztli Kuauhtemok K.
Cuenta la tradición de los pueblos Aztin, que después de las nieves cuando se refugiaron en Çikomoztok (En las Múltiples Cuevas); la tierra quedó tan quemada que, no había plantas de las cuales recolectar frutos, los animales habían muerto por el frío en tal cantidad, que la caza era muy penosa; y por ello, el linaje humano sufría mucho.
Se elevaron las plegarias “AL PADRE UNICO” (Tahtzinzeze) o sea el “Dios ünico” (Zenteotl) para que iluminara el pensamiento de los hombres sabios, y estos, dieran de comer a su pueblo.
Fue enviado el divino Ketzalkoatl para que viera como estaba la tierra y buscó alimento por todas partes y no encontró. Ya convencido de ello se disponía a marchar, cuando vio pasar presurosa a la hormiga roja, que traía entre sus mandíbulas poderosas, unas semillitas, después, vio pasar a otras que traían semillitas con restos de hojas y de paja. Entonces les preguntó: -“Por que trabajáis tanto si el “Padre de Todo” ha puesto los medios de vida?”
-“Pero los medios no vienen solos, hay que buscarlos y guardarlos para mejores ocasiones” –respondieron las hormigas rojas
-“¿Por qué no me dais de esa comida para los hombres?”
-“Ellos son grandes y glotones, se acabarían nuestros campos y pereceríamos”.
Convencido Ketzalkoatl de que tenían razón, simuló irse; pero se transformó en hormiga negra, diminuta, y siguió a la hormiga roja hasta que descubrió el campo de abastecimientos, que era un gran plantío de zacates que que tenían una espiga dorada de mechones finos y envueltos en un capullo de hojas fuertes; en su interior, había unos granos DORADOS, llamados Teotzintli.
Ketzalkoatl reflexionó y dijo: “Si traigo a los hombres aquí, de nada les ayudará, pronto acabarán con las plantas; mejor les llevaré la semilla para que ellos la cultiven y hagan que la tierra produzca”. Y tomó muestras de diferentes granos de distintos zacates hasta cinco y luego tomó muestras de otras cinco plantas y las llevó a los hombres.
Y llamó a los jefes de las tribus y les dijo:
“Os traigo un regalo, EL GRANO DIVINO, pero no lo debéis comer hasta que vuelva a salir de la tierra, y como nadie sabe como ha de brotar; os dejo aquí a cinco doncellas divinas que se encargarán de cuidar de las semillas, ya puestas en la tierra; y, harán que broten las plantas y los granos en tal abundancia que no volveréis a sufrir hambre, porque así lo quiere Tloke Nahuake )El QUE TIENE TODO EN SI MISMO), Tahtzinzen (El Padre Ünico).
imagen de: monografias.com
Y los granos fueron sembrados por las doncellas y ellas regaban y cantaban en los sembrados y danzaban y a los cuatro días la tierra se agrieto y a los días siguientes brotaron las hojas verdes.
Y tuvieron mucho grano llamado Teotzintli, pero no el suficiente para todas las tribus. Y vieron que no en todo el tiempo se podía sembrar, porque las doncellas divinas sabían que la nieve quemaba la planta.
Y un día afligidas se reunieron a deliberar como cuidar mejor el grano para que produjera más y no encontrando solución, la más bella y la más joven de ellas llamada Xilonan, invocó al divino Ketzalkoatl, pidiéndole ayudara a los hombres; y al calor del FUEGO SAGRADO donde ella hacía su invocación, llegó el VIENTO Rugiente y la envolvió en un remolino, y en esa caricia del viento ella escuchó:
“Tú doncella y Yo, ayudaremos a los hombres; pero no les daremos las cosas hechas, ellos tendrán que trabajar y sin que se den cuenta nosotros trabajaremos con ellos inspirándolos, haz que trabajen desde mañana”.
Y así fue, las Doncellas llamaron a los hombres de la tribu y les dijeron:
-“Ha llegado el momento en que aprendan a producir el grano y a mejorar su abundancia, tomen sus “Serpientes mágicas” y caven la tierra y pongan el grano, cinco de una clase, al Oriente, cinco de la otra clase, al Poniente”.
Y los hombres lo hicieron y cuando las plantas ya estaban crecidas, vino un día el Divino Ketzalkoatl y dijo a las doncellas, esa planta de Teotzintli da muy pocos granos, vamos a producir otra planta que de miles de granos; pero que sean los hombres los que entiendan y aprendad. Tú, divina doncellas serás mariposa, tú serás abeja, tú serás Catarina de rojo color, tú serás avispa azul….y tú Xilonan, serás la hembra del Witzilli, tomaréis de los polvos de las flores del Teotzintli del Occidente y luego iréis a las matas del Oriente, cuando los hombres estén allí, y dejaréis los polvos de unas matas en otras, y Yo, Viento Fecundador soplaré con fuerza para desenmarañar las duras mazorquillas y que los polvos entren en su seno….y después veréis el milagro de los Siglos..
Y un día que los hombres trabajaban en las matas vieron volar a los insectos y el viento sopló fuerte y temieron que las plantas se rompieran y corriendo a verlas y protegerlas; entonces contemplaron como los insectos rascaban con sus patas y sus picos hasta dentro de los dorados filamentos de la espiga y se asombraron…!
Pasaron días y días…y uno de tantos, cuando fueron a cosechar, ya no encontraron Teotzintli…ahora había un fruto duro macizo, lleno de miles de granos de diversos colores, unos eran rojos, otros azules, otros dorados, otros blancos…! A esos granos los llamaron Itzintli, Etzintli, Antzintli (o Yaantzintli) Yauitzintli (Maíz azul), etc. Y se iluminó el pensamiento de los hombres, y Xilonan y ellos, siguieron realizando la Polinización de diversas especies de plantas con lo que produjeron el GRANO DIVINO, alimento del mundo, hasta hacer más de cuatrocientas variedades.
Tomado de:http://aztekatl.org
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