LA LEYENDA DEL CHINGOLO
Latinoamérica Indígena, Carlos Alzate Girado (compilador),1984
Entre los indígenas que pueblan la región del Guaira se conserva el recuerdo de Chingolo, un niño guaraní que amó entrañablemente a su madre. Enfermó ella gravemente, sintiéndose a punto de morir, le pidió al hijo que fuera en busca de una planta que se consideraba como único remedio de su mal.
Crecía la planta en lo más intrincado de la selva; con todo, el niño se mostró valiente y fue a buscarla. Oyó los rugidos del jaguar, pero siguió adelante. Anduvo de un lado a otro hasta que halló la planta y quiso regresar a su casa. En tanto sobrevino la noche; una noche oscura que no le permitió distinguir el camino. Desorientado, vagó por la selva exclamando: ¨!Che sy asy!¨, ¨!Che sy asy!¨ , como si la evocación de ¨mi madre se halla enferma¨ (idioma guaraní) pudiera inspirar piedad a algún ser compasivo que le ayudara a salir del trance.
Amanecía y el niño vagaba aún desorientado en el bosque, ignorando que la madre había muerto.
Los dioses comprendieron que Chingolo no se conformaría jamás con la pérdida del ser que más amaba en el mundo y, en el deseo de evitarle el dolor de la orfandad, lo convirtieron en ave, para que volara por el mundo en busca de la madre, animado por la eterna esperanza de reunirse con ella alguna vez.
Los dioses comprendieron que Chingolo no se conformaría jamás con la pérdida del ser que más amaba en el mundo y, en el deseo de evitarle el dolor de la orfandad, lo convirtieron en ave, para que volara por el mundo en busca de la madre, animado por la eterna esperanza de reunirse con ella alguna vez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario