Basado en Ruth Moya
El Urcu Yaya vive en la parte alta de los cerros. Es un hombre enamoradizo. Cuando ve que una pastora que corretea con sus ovejitas por las alturas, siempre se le presenta gentil y seductor. Le abre las puertas de su casa y le muestra las maravillas que hay en el interior.
La entrada de la morada de Urcu Yaya parece una cueva corriente, pero apenas se traspasa su umbral, se puede ver que en realidad el corazón del monte encierra un bella casa, con sus puertas todas finamente trabajadas en oro. Dentro de la casa los tesoros son inimaginables: todo tipo de joyas, de ricos tejidos, de hermosas plantas, también de oro.
Cierto día una pastorita fue a pastar cerca de la cueva de Urcu Yaya. Este se le presentó y le dijo que si se iba con él le daría toda clase de riquezas. La mocita se dejó convencer y llena de curiosidad ante la oferta decidió irse con el sorprendente galán. Mientras todo esto ocurría a la joven se le olvidó recoger el acial del que se servía para arriar a sus ovejas y lo dejó abandonado al pie de la cueva.
Cuando la pastora entró a la morada de Urcu Yaya se quedó deslumbrada. Las riquezas eran muchas más de las que podía imaginar. La casa estaba rodeada de jardines y los sembríos se veían lozanos y hermosos... y todo era de oro. Como Urcu Yaya estaba prendado de la joven le obsequiaba cada vez que podía con los más delicados presentes. Cierto día le obsequió dos mazorcas de maíz de oro puro.
Así vivieron algún tiempo hasta que la muchacha empezó a sentir nostalgia por sus padres, por sus parientes y conocidos.
La familia por su parte, en cuanto la muchacha desapareció se puso a buscarla. Los parientes la busca-ron y la buscaron hasta que dieron con esa cueva pero solo lograron encontrar aquel acial olvidado. Al no encontrar ningún otro rastro la dieron por muerta. Los padres y los demás parientes volvieron a su casa desolados, convencidos de que la joven había sido presa de un triste destino.
Aunque la pastorcita vivía en medio de toda clase de I comodidades y se sabía amada y mimada de Urcu Yaya, j no podía dejar de pensar en los suyos. Un buen día I decidió que lo abandonaría y retornaría a su casa. Cierta i ocasión en que se encontraba sola, aprovechó la oportunidad y tomando las mazorcas de oro dejó para siempre la morada de Urcu Yaya.
Volvió a la vieja casa paterna. Los padres no cabían en sí por la alegría del reencuentro. La joven les contó que Urcu Yaya le había regalado aquellas dos mazorcas de oro con las cuales lograron solucionar sus problemas económicos. Todos fueron ricos y felices gracias a Urcu Yaya.
Los padres siempre aconsejan a las jovencitas tener mucho cuidado cuando van solas a pastar. Les recomiendan no alejarse demasiado y sobre todo no subir a las partes más altas del cerro porque es conocido que por allí es la morada de Urcu Yaya quien logra seducir a las jóvenes y llevárselas consigo.
1 comentario:
hola las leyendas son lo maximo... pero me ayudarian muchisimo si pudiesen enviarme una leyenda con un mensaje sobre el agua... es muy importante para mi... y es de real urgencia... por favor si conocen alguna me encantaria que me la hagan llegar... mi mail es ciberdavidus@gmail.com de antemano muchisimas gracias...!!!
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