Tomado de : http://www.akasico.com/
Cuenta la leyenda, que un hombre, llamado San Genadio, decidió retirarse a la vida espiritual para convertirse en ermitaño en este bello lugar. El santo estaba tratando de rezar y meditar sin poder concentrarse por los ruidos exteriores. Salió rápidamente, alzó las manos al cielo y gritó: “Callard!”. Y a partir de ese momento, todos enmudecieron y el valle quedó en un silencio absoluto. Y es cierto que aquí los ruidos son más quedos que en otras partes, y se repiten esos misteriosos “rumores”, similares a los que se escucha en el Teleno.
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