Hace muchos años, cuando los shuar empezaban a poblar las tierras orientales del Ecuador, la selva no existía. En su lugar se extendía una llanura manchada solamente por escasas hierbas. Una de éstas era el unkuch, el único alimento de los shuar.
Gracias al unkuch, los shuar pudieron soportar durante mucho tiempo la aridez de la arena y el calor. Pero, un día la hierba desapareció. Algunos echaron la culpa a Iwia y a Iwianchi, seres diabólicos que desnudaban la tierra comiéndose todo; pero otros se esforzaron por encontrar el ansiado alimento. Entre estos había una mujer: Nuse. Ella, venciendo sus temores, buscó el unkuch entre los sitios más ocultos, pero todo fue inútil. Sin desanimarse, volvió donde sus hijos y, llenándolos de valor, reiniciaron la búsqueda.
Yuca y su planta
Siguiendo el curso del río, caminaron muchos días; pero el calor de esas tierras les impedía avanzar más. Inesperadamente, sobre el río aparecieron pequeñas rodajas de un alimento desconocido: la yuca. Al verlas, Nuse se lanzó hacia el río y las tomó. Apenas probó, sintió que sus ánimos renacían misteriosamente y enseguida corrió a socorrer a sus hijos. De pronto, salió una mujer bella. Nuse, asustada, le preguntó:
-¿Quién es usted?
-Yo soy Nunkui, la dueña y soberana de la vegetación. Sé que tu pueblo vive en una tierra desnuda y triste, en donde apenas crece el unkuch.
-¡El unkuch ya no existe! Era nuestro alimento y ha desaparecido. Por favor, señora,¿sabe dónde puedo hallarlo? Sin él, todos los de mi pueblo morirán.
-Nada les ocurrirá, Nuse. Tú has demostrado valentía y por ello te daré, no sólo el unkuch, sino toda clase de alimentos.
En segundos, ante los ojos sorprendidos de Nuse, aparecieron huertos de ramajes olorosos.
Nunkui continuó: -Te obsequiaré una niña prodigiosa que tiene la virtud de crear el unkuch y la yuca que has comido y el plátano y...
-Gracias Nunkui, gracias!
No hay comentarios:
Publicar un comentario