miércoles, 20 de noviembre de 2013

LA MISIÓN DEL COLIBRI

Leyenda Peruana...

(Imagen de colibritejedor.blogspot.com)

“Cuentan que hace muchísimos años, una terrible sequía se extendió por las tierras de los quechuas. Los líquenes y el musgo se redujeron a polvo, y pronto las plantas más grandes comenzaron a sufrir por la falta de agua. El cielo estaba completamente limpio, no pasaba ni la más mínima nubecita, así que la tierra recibía los rayos del sol sin el alivio de un parche de sombra. Las rocas comenzaban  agrietarse y el aire caliente levantaba remolinos de polvo aquí y allá. Si no llovía pronto, todas las plantas y animales morirían.

En esa desolación, sólo resistía tenazmente la planta de qantu, que necesita muy poca agua para crecer y florecer en el desierto. Pero hasta ella comenzó a secarse. Y dicen que la planta, al sentir que su vida se evaporaba gota a gota, puso toda su energía en el último pimpollo que le quedaba.

Durante la noche, se produjo en la flor una metamorfosis mágica. Con las primeras luces del amanecer, agobiante por la falta de rocío, el pimpollo se desprendió del tallo, y en lugar de caer al suelo reseco salió volando, convertido en colibrí.

Zumbando se dirigió a la cordillera. Pasó sobre la laguna de Wacracochamirando sediento la superficie de las aguas, pero no se detuvo a beber ni una gota. Siguió volando, cada vez más alto, cada vez más lejos, con sus alas diminutas. Su destino era la cumbre del monte donde vivía el dios Waitapallana.


Waitapallana se encontraba contemplando el amanecer, cuando olió el perfume de la flor del qantu, su preferida, la que usaba para adornar sus trajes y sus fiestas. Pero no había ninguna planta a su alrededor. Sólo vio al pequeño y valiente colibrí, oliendo a qantu, que murió de agotamiento en sus manos luego de pedirle piedad para la tierra agostada.
Waitapallana miró hacia abajo, y descubrió el daño que la sequía le estaba produciendo a la tierra de los quechuas. Dejó con ternura al colibrí sobre una piedra. Triste, no pudo evitar que dos enormes lágrimas de cristal de roca brotaran de sus ojos y cayeran rodando montaña abajo. Todo el mundo se sacudió mientras caían, desprendiendo grandes trozos de montaña. Las lágrimas de Waitapallana fueron a caer en el lago Wacracocha, despertando a la serpiente Amarú.

Allí, en el fondo del lago, descansaba su cabeza, mientras que su cuerpo imposible se enroscaba en torno a la cordillera por kilómetros y kilómetros. Alas tenía, que podían hacer sombra sobre el mundo. Cola de pez tenía, y escamas de todos los colores. Cabeza llameante tenía, con unos ojos cristalinos y un hocico rojo.

El Amarú salió de su sueño de siglos desperezándose, y el mundo se sacudió. Elevó la cabeza sobre las aguas espumosas de la laguna y extendió las alas, cubriendo de sombras la tierra castigada. El brillo de sus ojos fue mayor que el sol. Su aliento fue una espesa niebla que cubrió los cerros. De su cola de pez se desprendió un copioso granizo. Al sacudir las alas empapadas hizo llover durante días. Y del reflejo de sus escamas multicolores surgió, anunciando la calma, el arco iris. Luego volvió a enroscarse en los montes, hundió la luminosa cabeza en el lago, y volvió a dormirse.


Imagen de: es.wikipedia.org

Pero la misión del colibrí había sido cumplida… Los quechuas, aliviados, veían reverdecer su imperio, alimentado por la lluvia, mientras descubrían nuevos cursos de agua, allí donde las sacudidas de Amarú hendieron la tierra.

Y cuentan desde entonces, a quien quiera saber, que en las escamas delAmarú están escritas todas las cosas, todos los seres, sus vidas, sus realidades y sus sueños. Y nunca olvidan cómo una pequeña flor del desierto salvó al mundo de la sequía.”

Recopilación: Enrique Melantoni

miércoles, 6 de febrero de 2013

AMARUCANCHA (SAN FRANCISCO DE QUITO)


     El Amarucancha

Tomado de: “La ciudad Inca de Quito 1”
( págnas:75 a 82), Manuel Espinosa Apolo 2002 (compilador).


Foto: Ecuadorecuatoriano.blogspot.com

Una considerable información colonial temprana, entre las que se cuentan las Actas del Cabildo Quiteño de 1535 o la crónica de Cieza de León terminada de escribirse en 1551, señalan que los franciscanos levanta­ron en Quito su templo en los antiguos aposentos de Huayna Capac. Más tarde, en 1651 el franciscano Córdova Salinas refiere que el monasterio de San Francisco se construyo "en el sitio y lugar donde solían vivir los capitanes más poderosos del inca"5. Esta información ha podido confirmarse con los hallazgos arqueológicos encontrados a partir de los 80 en el templo de San Francisco. El padre Porras (1989: 261) fue el primero en descubrir restos de una pared perimetral en la esca­linata norte, hacia el pretil de la iglesia. Posteriormente en los trabajos realizados por el Fondo de Salvamento del Municipio de Quito, se encontraron restos de una pared incásica debajo de la arquería norte de la nave central. Todas estas evidencias dejan fuera de toda du­da que el templo de San Francisco se levantó sobre las ruinas de un edificio incaico. Pero ¿qué tipo de edificio inca fue el que existió en dicho lugar?

Los documentos coloniales coinciden en señalar que en dicho lugar existió un palacio destinado a cumplir funciones residenciales para el inca Huayna Capac. Sin embargo, si se consideran las ruinas incaicas que han aparecido más al sur, en la iglesia de Santa Clara, y más al norte, en el colegio La Providencia, es de suponer que se trató no sólo de un palacio de tipo callanca o una "cancha", sino de un conjunto de diversos edificios o canchas. Probablemente en este espacio se ubicaron los principales edificios de la ciudad incásica, destacán­dose la casa de Huayna Capac y el templo dedicado a una deidad bajo la cual se consagró la ciudad y su últi­mo soberano.

Hugo Burgos (Ibíd, 268) ha hecho notar que la Igle­sia de San Francisco, llamada en primer término de San Pablo, fue y es el templo más importante de la ciudad, no solo por su suntuosidad y monumentalismo sino porque de ella tomó la ciudad su advocativo: San Fran­cisco de Quito. "Francisco", por otro lado, fue el nom­bre con que se bautizó a Atau Huallpa en Cajamarca antes de su ejecución y a sus hijos Francisco Hilaquita que fue enviado al Cuzco y Francisco Tupac Atauchi Atau Huallpa, llamado el "Auqui", quien permaneció en Quito, residiendo cierto tiempo en el templo de San Francisco al cuidado de los padres franciscanos (Obe-rem, 1981: 179).


Foto: www.flickr.com


Todos estos indicios hacen suponer a Burgos que, Francisco fue el santo católico que siguiendo la lógica de colonización española en el Tahuantinsuyo, debió substituir a una deidad inca cuyo templo debió existir justamente en donde los franciscanos levantaron el su­yo. Esta deidad debió ser la principal de la ciudad inca, una especie de divinidad tutelar, protectora de la mis­ma y de sus soberanos, bajo cuya protección floreció el proyecto político de Atau Huallpa, razón por la cual habría servido de emblema o insignia del inca.

¿De qué deidad se trataba? Burgos siguiendo el mo­delo del Cuzco, sostiene que debió tratarse de Huana-cauri. No obstante, es probable que se tratase de otra deidad considerada por la religión estatal de mayor ran­go: Illapa, que después del Sol era la segunda deidad de los incas y cuya manifestación figurada más importan­te era Amaru. Illapa era el rayo que se representaba co­mo un dragón o sierpe fecundadora: el Amaru. El aliento de éste era Huanacauri o el arco iris.

En la crónica de Guarnan Poma de Ayala (1980, I, 273), precisamente en la lámina en que el autor dibuja al cadáver de Huayna Capac siendo llevado de Quito al Cuzco, llama a éste, "Inca Illapa". Este debió ser su prin­cipal seudónimo o el nombre de su huauqui o su efigie personal considerada hermano gemelo. Atau Huallpa a partir de la guerra civil con Huáscar aparece identificán­dose con Amaru. En las narraciones de diversos cronis­tas españoles (Cieza, Sta. Clara, Cabello Balboa, Oliva, Cobo) aparece el mito de transfiguración de Atau Huallpa en la culebra mítica, hecho sucedido luego de su captura en Tomebamba por los capitanes de Huáscar. Según el mito, el inca gracias a la invocación que hizo al sol se convirtió en culebra o Amaru por lo que pudo es­capar de la prisión por un hueco en la pared. Posterior­mente, al momento de su ejecución en Cajamarca, co­mo señala Cieza en la tercera parte de su Crónica (1996: 177), Atau Huallpa dijo a sus subditos que en ese mo­mento lo acompañaban, lo esperasen en Quito porque allá regresaría convertido en Amaru.

Otras informaciones, como las provenientes de la vasta documentación administrativa colonial,6 entre las que destaca el testamento de Isabel Pérez de Ayala de 1665, señalan que en la cúspide del Huanacauri, actual loma de San Juan, se encontraba el Pilleo Cancha. Las canchas incaicas eran agrupaciones de tres o más edifi­cios abiertos hacia un patio; mientras que la palabra "pilleo" se utilizaba para designar a un ave de plumaje multicolor común en los Andes; palabra que por exten­sión se utilizó para denominar a las plumas multicolo­res. Por los Quipucamayos que comparecieron ante el virrey Vaca de Castro (1892: 23), sabemos que estas plumas multicolores o pilleo se ofrendaban e incinera­ban en la ceremonia de elección de la reina o coya (es­posa principal) junto a dos llamas blancas. Antes de ser proclamada coya, la elegida permanencia en recogi­miento en la casa de las mamaconas, en donde cumplía un rígido ayuno por 30 días. Las tradiciones populares de la ciudad señalan a la iglesia de San Juan Evangelis­ta, actual convento de monjas de clausura y antigua er­mita de Nuestra Señora de la Consolación, ubicada en la ladera sur de la colina, como el antiguo Aclla Huasi. ¿Fue acaso aquí en donde permaneció la coya de Atau Huallpa llamada Paico Vello o TocotoVello madre del auqui Francisco Atau Huallpa Tupac Atauchi (Obe-rem, 1981: 163) antes de ser investida como tal por el propio inca en el Pilleo Cancha7 de San Juan? En fin, aparte de la información proporcionada por Juan de Velasco, no se puede saber con plena certeza el uso o función del grupo de edificios de San Juan.

Los esposos Costales sugieren que en la loma de San Juan se asentaron las cólicas de Quito, esto es, los almacenes en que se guardaban las provisiones alimen­ticias. Junto a estos almacenes se encontrarían además, los corrales de los ganados reales (llamas y alpacas). Pe­ro estas cólicas no eran las únicas, los libros de Cabil­do de la ciudad indican que encima del barrio de San Roque (cerca de la cantera), se encontraban otros al­macenes reales del inca. La hipótesis de los esposos Costales no es nada descabellada, puesto que recientes investigaciones acerca de la arquitectura inca indican que las cólicas se localizaban normalmente en la peri­feria de los asentamientos, en lugares elevados, frescos y aireados. Además se conoce que la forma circular, ca­racterística que según Velasco poseía el templo de San Juan, era propia de los almacenes o bodegas destinadas a almacenar el maíz.8

A parte de estas informaciones históricas y del folklo­re narrativo local, no se han podido encontrar hasta el día de hoy vestigios físicos importantes del antiguo Pill­eo Cancha, a excepción de ciertas piedras negras ultrapu-lidas de curiosos diseños que se habrían encontrado en donde Velasco suponía se levantaba el Palacio de la Lu­na, según indica Luciano Andrade Marín (2000: 11).

En el Cuzco existía un templo dedicado a Amaru, de igual manera como en Cajamarca. Por Jerez (1917: 54), secretario de Francisco Pizarro y redactor de la cró­nica oficial de la conquista del Perú, sabemos que Atau Huallpa antes de su encuentro con Pizarro envió a de­cir a éste que "Le aderezasen un aposento de los de es­ta plaza, donde él posee, que sea una casa que se dice de la Sierpe, que tiene dentro una sierpe de piedra". En fin, el templo a Amaru era común en ciertas ciudades incas, "particularmente en el Chinchaysuyo" según se­ñala Cobo (Cit. de Burgos, op., cit., 141), región en la cual era huaca principal y a la cual "se adora y sirve" co­mo advierte el visitador Albornoz en 1568 (1967: 23).

A partir de estas evidencias se puede inferir que en el Quito incásico debió existir un templo consagrado a Amaru, la forma representativa de la deidad superior Illapa, que podría haberse llamado como en el Cuzco Amarucancha. En esta ciudad, el Amarucancha coinci­día con el propio palacio de Huayna Capac; inca que también se identificó con la sierpe, como evidencia su apelativo de "Inca Illapa". Esta identificación podría explicarse por su nacimiento en Tumipampa, llajta ca-ñari cuyo tótem principal era, según recalca González Suárez (1904: 1617) basado en los mitos de Cristóbal de Molina, una culebra que se habría sumergido en la laguna de Leoquina. En conclusión, se puede afirmar que en el mismo sitio o en la misma cancha en que se encontraba la residencia de Huayna Capac en Quito, espacio en el que posteriormente se construyó la iglesia ' de San Francisco, se levantaba el templo dedicado a Amaru o Amarucancha.

5 Citado en Jorge Salvador Lara, "Quito en la prehistoria", Revis­ta de la Universidad Católica del Ecuador, No. 1, Quito, p. 252.
6 En un documento colonial temprano, que viene a ser un pa­drón de los indios de la parroquia de San Sebastian de 1559, citado por Fran Salomón en su obra: Los señoríos étnicos de Quito en la época de los incas, se alude al Pilleo Cancha sin se­ñalar el lugar exacto en que estaba ubicado.
7 Véase, Alfredo y Piedad Costales, op., cit., pp. 55
8 Así lo prueban las investigaciones de Craig Morris en Huánu-co Pampa, véase: Jean-Pierre Protzen, "Arquitectura Inca", en: Los reinos preincaicos y los Incas, Lunwer editores, Madrid, 1992, pp. 204.

jueves, 29 de noviembre de 2012

EL AVE FENIX


Ave Fenix

Fue en el Edén, debajo del Árbol del Bien y del Mal, donde floreció un arbusto de rosas. Allí, junto a la primera rosa, nació un pájaro de bello plumaje y un canto incomparable y fue ese principio que le convirtió en el único ser que no quiso probar las frutas del Árbol.

Cuando Adán y Eva fueron expulsados del Paraíso, cayó sobre el nido una chispa de la espada de fuego de un Querubín, y el pájaro ardió al instante.  De sus cenizas surgió una nueva ave, el Fénix, con un plumaje inigualable, alas de color escarlata y cuerpo dorado.
El  ave fenix es el ave solar, para la tierra de Kitu el ave fenix es el colibrí.

Más sobre el ave fénix en: http://www.elavefenix.net/el_ave_fenix.aspx

jueves, 12 de abril de 2012

NACIÓN SIOUX, EE.UU.

BUFALO VALIENTE


Según el Aro Sagrado y las profecías, es tiempo de compartir esta sabiduría antigua.  Es tiempo de la Gran Purificación.  Estamos en un punto sin retorno.  Los que caminan en dos patas están a punto de traer la destrucción a la vida en la Tierra.  Ha pasado antes y está a punto de pasar otra vez.  El Aro Sagrado muestra cómo todas las cosas giran en círculo.  Lo viejo se vuelve nuevo; lo nuevo se vuelve viejo.  Todo se repite.  Los blancos no tienen cultura.  Cultura es tener raices en la Tierra.  Los pueblos sin cultura no existen por mucho tiempo porque la naturaleza es Dios.  Sin una conexión con la naturaleza, las personas divagan, se vuelven negativas, se destruyen.  Al principio teníamos una sola mente, y era positiva, una cosa hermosa, y veíamos la belleza por todas partes.  El Pueblo de la Tierra nunca escribió nada y no tenía idioma escrito.  Sabían que, si registraban algo por escrito, sería desastroso.  Si escribes algo, no tienes que recordarlo.  Y la mente se pierde por la falta de conciencia.  Se convierte en una fuerza negativa o inconsciente.

Profecías de aborígenes americanos. 2012 y más allá.

miércoles, 25 de enero de 2012

Las Migraciones (2)

Genesis de la creación andina por César Ormeño

Vista del lago Titicaca

Dicen que para la Confederación del Altiplano, Kon Tiki Wiracocha envió a Tiwanaku a los primeros progenitores legendarios de los Lupakas y los Pakajes. El de los Lupakas brotó de un Rayo de Sol, y fue el Kari (1) que estableció el Culto Solar. El de los Pakajes salió de un huevo del Cóndor Real, fue el Zapana (2) que instituyó el culto al «Cóndor Macho de Cresta Venerable». Ambos reinos tuvieron el totémico Napa que reverenciaban con el incensario llamado konopa (3), el Huanaco Sagrado procedente de Manan Pacha (4), que el Sol había mandado a la Tierra para que los hombres del tiempo de El Sol de la Tierra que alumbra las migraciones tuvieran la generación más grande de llamas, el Huanaco que desde el cielo los protegía en forma de la constelación Urcuchillay (5).

Los Lupakas eran los Hombres Sol, y tenían por Kari al temible Chiriwano, Monarca de Hatun Colla. Los Pakajes eran los Hombres Cóndor y tenían por Zapana a Mallku Cápac, Monarca de Wiñay Marka. Después que el gran Zapana Colla, y el gran Kari Colla construyeran las monumentales Chulpas en Sillustani, en la colina que domina la laguna inmóvil de Umayo, antes de levantar la Puerta del Sol, y de rellenar con muchos hombres vivos los cuatro ángulos de los cimientos de los espléndidos monumentos de Tiwanaku, empezaron a pelearse por sus credos religiosos y por la posesión de los valles del Altiplano.

Envidiándose y odiándose sembraron a lo largo de la orilla del Lago Titicaca, destrucción, dolor y muerte. En lucha perenne vivieron en el transcurso de muchas dinastías, hasta que apareció Tonapa, hijo de Wiracocha, el Ñaupa que traía el consuelo de la palabra y leyes estructuradas para restablecer el orden de la vida. Llegó el tiempo señalado para la prueba. Sin que la gente se diera cuenta, murmuraban de El al verlo y lo despreciaban. Cierto día le quitaron sus relucientes ropas de lana bordada de oro y de plata, y burlándose vistieron a la «Piedra Principal». El oráculo inmediatamente enmudeció y petrificó a los sacrilegos.

La tradición refiere que estos son los gigantes que se ven en Tiwanaku. Se presentó una epidemia que mató a los que habían maltratado a Tonapa. Portando un bastón, y con el aspecto de un hombre barbado, empezó hacer milagros fáciles de ver. Curaba a los enfermos y hablaba todas las lenguas, pero los habitantes de Tiwanaku no hicieron caso a este Predicador, quien para que recuerden sus prodigios quemó con el fuego del cielo la ciudad entera de Cacha - Pucará. Y dicen que cuando descansó un momento en una peña de la Isla del Sol que tocó, brotó agua y se convirtió en la Capacchana quispisutok uno, fuente de agua viva.

Lago Titicaca

Deseoso el gentío de deshacerse de Tonapa, y de reprocharle las creencias que predicaba, lo aprendieron inculpándole los conflictos religiosos que había ocasionado de perturbar la paz de Collao. Luego de darle latigazos intentaron quemarlo, pero pájaros de vivos colores descendieron del cielo para desatarlo. Todos quedaron asombrados y temerosos al verlo petrificar a los que les insultaron, volviendo mudos a quienes no escucharon sus enseñanzas. Makuri, el Zapana de los Hombres Cóndor, al enterarse de que su hija Kala Wara, «Piedra de estrellas» estaba enamorada de Kollko Winakka, discípulo de Tonapa, y de verla que había sido consagrada al nuevo culto con el agua sagrada, fue en busca de los Brujos (6), Adivinos (7), Magos, Astrólogos y Curanderos, (8) y reuniéndolos para que le invocaran al cerro Ahuaccasa, donde moraban los malignos Fantasmas (9) y Hurones (10), les pidió impidieran el paso al Profeta, consejero del orden público.

Durante veinticuatro días con sus noches, el cerro Ahuaccasa lanzó un viento tempestuoso contra Tonapa quien los maldijo cubriendo de agua sus casas, confirmando de esta manera sus poderes.


Apo Tambo, Rey de Hatun Colla lo recibió, le escuchó y le dio de beber en un Vaso Ceremonial (11) de oro. A cambio, Tonapa le obsequió su bastón antes de proseguir su camino. En esa tarde, cuando el cielo iba coloreándose de rojo, Tonapa subió a una balsa de totora y se internó en las aguas del Lago Titicaca. El viento sopló en la popa y se llevó la balsa tan rápidamente, que las olas se abrieron para dejar pasar al Predicador.

(6) Laykas, (7) Yatiris, (8) Kollawayas, (9) Apiñuños, (10) Achakallas, (11) Akilla

En el canal que abrió la proa en la pradera de juncos, las aguas empezaron a circular y formaron un nuevo río, el Desaguadero que une al Lago Titicaca y al Lago Poopo.

Desde entonces, en el pequeño islote que sobresale de las aguas del río Desaguadero, siempre en la misma temporada, todos los años reverdece una palma. Es la Palma que Tonapa bendijo antes de desaparecer en una desértica pampa donde no se distingue ninguna vegetación en el horizonte.

Refieren que antes del cataclismo, un Eclipse de Sol tuvo lugar en el Lago Titicaca. En ese día, desde que en las montañas comenzó a brillar los primeros rayos del Sol Naciente, los animales domésticos de Tiwanaku se mostraron tristes. Lluvias torrenciales, acompañadas de tempestad, erupciones volcánicas, sorprendieron a los Hombres Cóndor y a los Hombres Sol. Cuando los ríos se desbordaron, los relámpagos y los buenos quebrantaron los cimientos del mundo, recién comprendieron que Tonapa era el Ñaupa de Wiracocha. Sólo Mama Ocllo Huaco y Manco Cápac, hijos de Apo Tambo, a quien Tonapa le había obsequiado su bastón que se transformó en un Tupayauri de oro, se salvaron del cataclismo, guiados por el oráculo hacia su Pacarina, Tamputoco.

Cuando el Sol se levantó del Cerro Huanacaure, Wiracocha lo amarró para que no se perdiese y durara más el tiempo. Desde ese día transcurre la Quinta Era de El Sol de Oro Adorado por los Incas. Si en el cielo se presenta algún eclipse o cualquier fenómeno natural, los habitantes de los Andes temen que sea «el Quinto Fin del Mundo», profecía de Tonapa, el Ñaupa, hijo del Hacedor del Mundo.

(1) Monarca o Rey de los Hombres Sol.
(2 )Monarca o Rey de los Hombres Cóndor.
(3) Especie de incensario que tiene la forma de guanaco.
(4) Mundo Celestial o Mundo Alto.
(5) Estrellas de la Constelación Sagitario.



martes, 8 de noviembre de 2011

Leyenda de los andes

Las Migraciones
Génesis de la creación andina por César Ormeño Iglesias



La Tradición relata que durante la Cuarta Era de "El Sol de la Tierra" que alumbra las migraciones, surgieron hombres por todas partes y se multiplicaron. Cuentan que Kon Tiki Wiracocha se dirigió hacia las playas del Pacífico, dejando en su recorrido templos que le fueron dedicados, donde los inmigrantes hicieron monolitos semejantes a su Creador y huevos de oro que representaron al «Mallku» Señor de los aires, que se ve planear cerca del Sol, el «Cóndor Macho de Cresta Venerable», que al salir el Astro del día vence el viento, la nieve y la inclemencia del frío Andino.

Al llegar Kon Tiki Wiracocha a la Costa del Océano, donde le esperaban sus Ñaupas, extendió su capa brillante sobre las aguas y se puso a navegar como la espuma en las olas. Desde entonces le llamaron Wiracocha, espuma de mar. Si un pescador ve que los grandes oleajes traen a las orillas de la playa una espuma blanca, dicen: «Ya regresa Wiracocha porque el mar está blanco por la espuma».

La leyenda refiere que cuando Wiracocha desapareció en la inmensidad del Océano Pacífico, aparecieron pueblos misteriosos en la costa de Pirua. Tumbe, el Ñaupa que dirigió las migraciones, en busca de escasas tierras fértiles, dejó dos hijos, a los cuales a Quitumbe le ordenó construir balsas para dirigirse hacia el Sur. A Cataya, su segundo hijo le encomendó luchar contra los gigantes barbados que habían venido de la Costa Norte, de un pueblo desconocido. En el Altiplano de Collao, los Collawallas se establecieron en las orillas del Lago Titicaca. Los Chokkelas, cazadores de Huanacos salvajes, edificaron sus ciudades en Wiñay Marka, residencia del dios Huanaco. Otros poblaron Kispinike, Hancota, Palayani, Kalasasaya, Konko, Pukara, y edificaron las pirámides de Puma - Puncu y de Akapana.


Puma-punku, bolivia

Al poblar todas las provincias de los Andes, armaron confederación, y una vez que todas las tribus estuvieron ligadas por un origen común llamado «Collana», compusieron el monumental Imperio de Tiwanaku, «El Sol de Soles», símbolo mágico religioso de la Luz y de fecundación, emparentados por la Génesis Andina.



viernes, 15 de julio de 2011

LEYENDA DE CAYAMBE

La puerta de Puntiatsil

tomado de "canta cuentos en el mar" de Luis Guzman 



 
Los primitivos cayambis guardaban en su memoria esta curiosa leyenda:

Al pie de la colina de Puntiatsil los pastores podían ver, de vez en cuando, un socavón estrecho, por cuyo cauce escapaba al exterior cierto asomo de agua para el bebedero de los animales. Aquel hueco estaba cubierto por el ramaje de chilcas y saúcos robustos. A la salida había un pequeño prado gramoso.

Por ese horaden entraba uno que otro pastor llevado por la curiosidad. Poco a poco hacia adentro se ensanchaba el camino. A unos cuantos metros estaba durmiendo, a las 12 del día, un perro guardián de oscuro pelaje.

El pastor que un día entró por allí, burlo el obstáculo del perro. El camino iba iluminándose mientras se adentraba más y más. Luego de un buen trecho se encontró con un patio en el cual apareció, como sacado al sol, una porción de grandes mazorcas de maíz.

El chico se dio cuenta de que ese patio estaba delante de un templo maravilloso, todo de oro. Cuando salió regresó con la muestra de dos mazorcas a su casa, en la que a los ojos de sus familiares se convirtieron en brillantes pepas de oro, de cuya venta los felices poseedores pudieron vivir cómodamente durante el resto de sus días.

Volcan Cayambe


La fama de aquel suceso despertó la ambición de otros nativos, que al entrar allí, burlando la vigilancia del perro, y luego de salir con numerosas mazorcas de maíz, afuera éstas se convirtieron en simples tusas vacías.

Se cuenta que posteriormente, algunos entraron motivados por las mazorcas de oro. El hueco, a la salida, se les cerraba, y ellos se quedaron allí para siempre.

Dicen que otra ocasión, un hombre buscador de tesoros ingresó por la puerta de Puntiatsil. Pasó más allá del templo enterrado. El camino iluminado lo llevó lejos hasta que dé con una salida distinta. Afuera ya, el hombre se percató

de haber cruzado toda la cordillera central de los Andes, hacia el lado del oriente del nevado Cayambe, pero él, es decir el buscador de tesoros, había envejecido.

La colina de Puntiatsil, en cuya cima dicen los historiadores que los cayambis construyeron un templo de oro dedicado a su dios sol, se halla a pocas cuadras y al oriente del Parque Central de la ciudad de Cayambe. Las paredes del templo estaban cubiertas ("empañetadas") de oro. El señor Sebastián Moyano, fundador español de Quito, autorizó el desmantelamiento de tales paredes, para que el oro convertido en barras fuese transportado a España