viernes, 22 de abril de 2011

LEYENDA DE ESPAÑA

El valle del silencio

Tomado de : http://www.akasico.com/


Cuenta la leyenda, que un hombre, llamado San Genadio, decidió retirarse a la vida espiritual para convertirse en ermitaño en este bello lugar. El santo estaba tratando de rezar y meditar sin poder concentrarse por los ruidos exteriores. Salió rápidamente, alzó las manos al cielo y gritó: “Callard!”. Y a partir de ese momento, todos enmudecieron y el valle quedó en un silencio absoluto. Y es cierto que aquí los ruidos son más quedos que en otras partes, y se repiten esos misteriosos “rumores”, similares a los que se escucha en el Teleno.



domingo, 17 de abril de 2011

Leyenda de Atuntaqui

San Bernardo, el huesudo
Basado en: Antonio Ante, mitologías, Juan Carlos Morales

Cuenta en la leyenda que en Atuntaqui, existía un esqueleto que una familia tenía en su casa desde hace varias generaciones. Osamenta que hacía milagros y a la que llamaban San Bernardo, aunque no se trataba del santo cristiano.

imagen de:http://ayudawordpress.com/wp-content/uploads/2009/02/muerte.jpg

Un muchacho amigo de los hijos de ésta familia insistió para que le llevaran a conocer a San Bernardo.  Fue así que en una casa del pueblo, al abrir la puerta de uno de sus cuartos un sopor se apoderó del cuerpo del curioso; la oscuridad inundaba el ambiente, innumerables veladoras se encontraban a los pies de la imagen de ojos huecos.
En efecto, San Bernardo era un esqueleto, tenía la calavera envuelta en una especie de túnica, sus huesudas manos se veían un poco más largas de lo normal, efecto logrado por las veladoras que lo acompañaban.  La habitación era un santuario que los fieles creyentes frecuentaban, acudían enfermos desahuciados para aliviarse de sus males y también se le atribuye el milagro de aplacar las envidias.
A pesar de sus poderes, San Bernardo terminó en una delegación de policía de la ciudad de Ibarra confiscado por denuncias de estafa, ya que aunque los dueños de la osamenta no cobraban valores fijos, recibían donaciones voluntarias.
Ese fue el final de San Bernardo, el huesudo …